lunes, 5 de marzo de 2012

La misma medida…


Jesús dijo a sus discípulos: Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den, y se les dará. Les volcarán sobre le regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante. Porque la medida con que ustedes midan también se usará para ustedes.

Lc 6, 36-38. 

Reflexión:

Aquí tenemos la clave para no tener miedo al juicio particular en el momento de nuestra muerte, ni al juicio final al fin del mundo, y esta clave es “ser indulgentes”, es decir, no juzgar, no condenar y perdonar.
Porque la medida que usemos para los demás, se usará con nosotros. Hagamos entonces el esfuerzo y perdonemos todo como lo hizo la Santísima Virgen. Además debemos ser misericordiosos, pues la misericordia es el mayor atributo de Dios; y sus hijos, que somos nosotros, debemos distinguirnos también por ser misericordiosos.
Pidamos a la Santísima Virgen la gracia de ser buenos como el Padre Celestial es Bueno.
Jesús, María, os amo, salvad las almas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario