lunes, 20 de abril de 2015

Oración para las benditas almas del purgatorio


Los invito a todos ustedes que están leyendo el blog en este momento a elevar a Nuestro Señor Jesucristo una oración por todos nuestros seres queridos que partieron de este mundo

SEÑOR

Acuérdate de nuestros hermanos que se durmieron en la esperanza de la resurrección, y de todos los que han muerto en tu misericordia; admítelos a contemplar la luz de tu rostro.
Ten misericordia de todos nosotros, y así, con María, la Virgen Madre de Dios, los apóstoles y cuantos vivieron en tu amistad a través de los tiempos, merezcamos, por tu Hijo Jesucristo, compartir la vida eterna y cantar tus alabanzas.

Señor, te pido personalmente por Dora, Elena, Víctor, Yamil, Virginia, Mario, Susana, Coco, Roberto, Izzo, Pichi, Rizzo, Pocha, Nilda, Juan José, María, Mario, Carolita, Omar, Rodrigo, Raquel, Cintia, Sandro, Diana, Marta, Marcelo, Seba, Ruben, Cacho, Ricardo y tantos otros que ahora olvido...

Ten piedad Señor, Admítelos a contemplar la bella luz de tu rostro...

Recemos por todos ellos


JESÚS TE ESPERA!!!!!

¡El arrepentimiento es la salvación!

Piedad, comprensión y amor siempre. No habéis sido creados para el castigo, sino para el premio. La justicia es grande, y cada uno gozará de la felicidad según sus méritos, y la pena según sus pecados. Pero existe el amor del Padre, existe mi amor, existe la luz de nuestro Espíritu… Habéis sido creados para vivir, no para morir. “Hoy estarás conmigo en el Paraíso….” Me basta un gesto de caridad, un gesto de bondad, un pequeño gesto de amor para presentarlo al Padre de vuestra parte.

“Padre, perdónales por el mal que han cometido, que en ellos ha encontrado también el bien.”
Sin embargo, hay pecados imperdonables, pecados contra el Espíritu, pecados contra el amor… ¿Hasta qué punto llega la misericordia? Hasta que encuentra un poco de amor, un granito de amor como el de la mostaza. Hasta que no me traicionen ni me vendan ni me rechacen… No por mí, sino por vosotros que sois Yo; por los ejemplos que arrastran, por los engaños que fascinan, “Padre, perdónales.”

Muchos no saben el mal que hacen, otros lo conocen y lo saben. ¿Cómo pueden entrar? ¿Entrar por la puerta estrecha allá donde se abre un mundo de luz y de belleza, donde encontraréis todo a vuestra medida, vuestros deseos satisfechos, vuestros sueños realizados?

“Hoy estarás conmigo en el Paraíso.” En aquel hombre encontré el bien y el arrepentimiento. El arrepentimiento es la salvación. Mando a los ángeles para sugerir el arrepentimiento, mando a los luminosos e invisibles mensajeros para decir a las almas que se arrepientan… ¡El arrepentimiento es la salvación!

Es el arrepentimiento sincero. “Hoy estarás conmigo en el Paraíso.”