domingo, 25 de marzo de 2012

Aquellos que han vencido a la muerte y viven para siempre en la felicidad, nunca os abandonan...


Aquellos que han vencido ya a la muerte y viven para siempre en la felicidad jamás os abandonan y vosotros, con vuestro dolor por ellos estáis sufriendo, ante los oídos del mundo ¡sois vosotros a los que se tiene compasión!
Yo, vuestro Rabí, os enseño que ni siquiera deberíais ser compadecidos; por cierto que vuestro dolor es grande, pero es un don para vuestra santificación, y para haceros vivir en la feliz eternidad inmediatamente después de haber vencido a la muerte, porque el dolor es purificación, y para muchos está también en la tierra lo que llamamos purgatorio. Aquellos que tienen mayor felicidad en la tierra, la vida más fácil, y no son buenos ni honestos, y carecen de fe por no querer buscarme, tienen así una migaja de mi Misericordia, porque Yo que conozco todo, sé cuánto deberán sufrir después, por su voluntad.
Yo querría salvaros a todos, a todos en la luz, para eso he venido, por esto me hice hombre, por esto elegí libremente sufrir en el espíritu y en la materia.
Muchos no me quieren escuchar, me ignoran, me odian y no aman a los hermanos, porque no amando a DIOS no son ayudados por Él para amar a los hermanos, ¡y el hilo se corta!
Yo ayudo al que ama en Mí al mundo, Yo os nutro con mi amor si vosotros lo pedís, Yo os doy la paz si vosotros me la pedís, y así la fe, y así la fuerza. Pedid para vuestro espíritu, ¡Yo os escucharé siempre! Me preocupo tanto por vosotros, por vuestras almas, como para no escucharos.
Las cosas del tiempo pasan, las criaturas que habéis perdido temporalmente, existen: ¡el espíritu no pasa, el alma es la que cuenta, el alma no pasa!
Cuando vosotros en estos vuestros difíciles tiempos, tenéis que percataros de un cadáver humano (¡aún lo veréis!) abandonado en la calle, herido de muerte por el odio, entonces observáis un cuerpo, nada más: ¡el alma ha venido hasta Mí, hasta mis brazos, y está pasando un juicio, está haciendo su última confesión! Y bien, mis criaturas, examinad: una cáscara, un despojo... La existencia del alma, la importancia de un alma la tenéis demostrada también por un cuerpo sin vida, porque la vida es del alma. Y hay y habrá nuevos mártires. El mundo es tan oscuro, por doquier luchas, odio... ¿Y el amor? ¿Y la fe?
Hallo esa fe en los corazones escondidos, encuentro ese amor en los dolientes, en los sacrificados, en aquellos que han comprendido que el dolor purifica y se han santificado en el dolor. El martirio no es solamente el del cuerpo, hay un martirio del alma que sufre cada día un dolor verdadero: son los grandes dolores que tendrán fin con la vida temporal.
¿Y después? Luego conoceréis el valor del amargo desgarro, de las lágrimas, de la nostalgia. Después me daréis las gracias y comprenderéis por que os he dicho: ¡Felices a vosotros los que lloráis, para vosotros será mi Reino! ¡Para ellos es mi Reino: para vuestros Ángeles, vivientes en DIOS, luces del DIOS vivo, sonrisas del Paraíso, hermanos entre sus hermanos, flanqueados por las milicias celestes! Y la lucha entre el bien y el mal será vencida también con su ayuda: ¡mis ángeles, vuestros ángeles vivientes en la luz de DIOS viviente!
Y desde allí os sonríen, os aman tanto, ¿y vosotros estáis solos? Jamás estáis solos; figuras espirituales luminosas, invisibles para vosotros pero visibles para Mí, están con vosotros en las horas que ellos os serenan transmitiendo su alegría, su felicidad que vosotros podéis percibir solo en mínima parte, nunca os abandonan, viven en mi luz y en vuestro corazón.
¡Viven en la luz del DIOS viviente, que da vida a los Cielos y provee todo para vuestro bien!
Aunque a veces os prueba, Nuestro Padre de los Cielos y de los mundos os prueba por amor; y entonces ¡sed fuertes y dadle gracias!

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