viernes, 12 de octubre de 2012

El don mas grande...

¡Mis criaturas!
¡He llevado la Redención al mundo y a los mundos! ¡Por doquiera he llevado el amor!
Soy la Hostia, soy la Cruz, soy vuestro Jesús.
Amadme, Yo os amo tanto. Cuido de vosotros y por vosotros hago solamente lo que es un bien, aun si vosotros no comprendéis todo lo que sucede en la tierra, y que es siempre para el bien infinito

Del mismo modo que Tomás por Mi voluntad, unido Único y Trino al Padre y al Espíritu que del Uno al Otro procede, os ha hablado de otros mundos en el universo, mirad: Yo en verdad y como revelación os digo que he redimido a los mundos, para la gloria de los Cielos y de los que, habiendo cumplido Mí voluntad, han merecido y merecerán la felicidad eterna.
Pues bien, Mis criaturas, mirad con los ojos de vuestro espíritu: mirad: el juicio de todos los mundos, o de las criaturas de cada mundo al final de los tiempos de los tiempos.
En un Cielo infinito, los mundos finitos y fenecientes: de cada mundo parte un haz de luz, cada haz de luz converge hacia un Gran Sol: el Sol es la Hostia: Yo, Jesús la vida, el Pan de la Vida, el Pan del alma.
En la Hostia hay una Cruz luminosa, Mi Cruz para la Redención que han continuado en Mí los justos, la luz! ¡Y, la sombra que desciende hacia la otra sombra, el mal!
¡Y el mal se dirige hacia la muerte espiritual!          
El mal: el pecado: ¡las almas de los que no han querido ser luz en Mí!
El triunfo de la Redención: la gloria del bien que estalla en un himno de amor.
Y los Cielos son un festival de luz, de colores: los buenos sentimientos de los hombres de todos los tiempos, las obras, los sacrificios, el amor...
La música de los sentimientos de bondad, la inmensa armonía del amor, visible a los ojos espirituales de los que han amado de verdad.
¡Y los Ángeles, los Santos, los Mártires, los puros, los justos, gozan la libertad, la infinita belleza creada más allá de todo tiempo para las criaturas de todos los tiempos!
¡Y la Hostia es luminosa, luminosa es la Cruz: no más muerte, no más dolor... VIDA!

¡Vida eterna para quien Me ha seguido, vida eterna para quien Me ha imitado, vida eterna para quien ha sufrido y aceptado!
Y una vez más en verdad os digo:
¡Felices los que lloran, felices los pobres de espíritu, felices los humildes, felices los que Me aman y saben ofrendar y sufrir en Mi nombre!

¡Como un don para vosotros, Mis pequeños apóstoles, corderos entre lobos, corderos entre los corderos, hombres con debilidades, con defectos, pero con un don muy, muy grande, una riqueza inmensa que vale mucho más que toda riqueza material: vuestra fe en Mí, vuestra confianza en Mí, vuestra esperanza en Mí!

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