domingo, 3 de julio de 2011

"Venid a Mí. Yo os defenderé!"

¡Mis criaturas!
¡Desde aquel tiempo, Yo, vuestro Rabí, estoy presente en vosotros en todo momento, como estoy desde siempre en el Padre, unido en el Espíritu, siempre presente en las criaturas desde que las criaturas han existido y mientras existan!
¡Y las criaturas han estado y estarán en la tierra para ir más allá! ¡Y ese más allá es la vida que os he prometido, la verdadera Vida, Mi Reino, que es vuestro Reino! .
En aquel tiempo llamé, para llevar al mundo la Verdad, a hombres normales que me siguieron, luego fueron iluminados, menos uno que hizo traición.
Criaturas Mías, uno entre doce traicionó, ¡pero los demás 1levaron adelante Mi Palabra!
Una parte de Mi Palabra, la que debía ser suficiente a la humanidad para alcanzar Mi Reino, que es también el Reino de la humanidad justa, santa y purificada, solamente una parte... y luego, más adelante, elegí otras criaturas normales, con la marca del dolor o del renunciamiento en el alma, y ellas me he servido como lo hice con los primeros...
"Déjalo todo y sígueme!... Así les digo en verdad a los llamados de todos los tiempos, y ellos aprenden a dar a las cosas su justa importancia, a estar en el mundo y no a ser del mundo!
Ellos por mi amor aprenden a crecer en el espíritu y a acumular sus riquezas en el Cielo!
¡Mis criaturas! A vosotros os he dado un testimonio verdadero de Mi presencia en vuestra vida de cada día.
Vosotros no podréis decir que no Me habéis conocido, porque os he hablado a vosotros como lo hice con Simón, Johanan, Leví, Andrés, Judas, Santiago...
A veces, ¡mientras Yo, el Rabí, os miro y vosotros no Me veis, os observo como a los primeros y percibo en vosotros algo de ellos, en vuestro modo de ser!
Entre tantos y tantos sentimientos hacia vosotros, que han hecho que Yo tomara sobre Mí todos vuestros pecados, tengo también un sentimiento de infinita ternura; quizás os veo niños y os digo: "Venid a Mí. Yo os defenderé¡"
Y Me gusta veros como niños, es decir, sencillos y humildes.


Yo, Jesús, fui sencillo y humilde en la tierra porque amo a los humildes y sencillos y debía ser como ellos son, y fueron y serán, y fui humilde y sencillo para ser comprendido por todos.
Son los más sencillos y los más humildes los que Me comprenden mejor. He dicho, "¡Bienaventurados los que lloran!" ¡Y en la tierra nadie puede comprender esta bienaventuranza porque el llanto es amargo!
¿Por qué no creéis en todo lo que os he dicho? ¿Y en todo lo que repito ahora? ¿Acaso no os he dicho ya que Mi Reino no es de este mundo?
Y entonces vosotros, que afirmáis creer en Mí, ¿cómo creéis en Mí sí ante el dolor queréis renegar de Mí?
Vosotros no lo entendéis, pero de ese modo juzgáis la obra del Padre porque emitís juicios sobre lo que sucede en el mundo, sin tomar en consideración que las pruebas provienen de DIOS Trino, y el mal proviene de quien lo hace.
Y aprended a veros en vuestro entorno y podréis hacer mucho; si cada uno de vosotros se mira en torno suyo, y si todos lo hicieran así, el mundo tierra sería una cadena de bienes, ¡jamás de odio ni de engaños!
Por eso en este tiempo, envío palabras que dije a los primeros y que no fueron transmitidas, porque era éste el momento elegido para darlas a conocer.
Sin embargo, si todos vosotros hubierais meditado y vivido las palabras del Evangelio, con fe y humildad, igual hubierais podido avanzar en el bien sin necesidad de otras palabras Mías que son, éstas a fin de cuentas, aquellas mismas de siempre.
Las vanidades del mundo, otras preocupaciones, los halagos de los placeres y las comodidades de la tierra, os han ido alejando de Mí, de todo lo que Yo soy, en el Padre y en el Espíritu.
Un acto de amor y de misericordia para vosotros! Y en verdad os digo:
"Recordad, os he dado muchos talentos, utilizadlos bien!"

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