domingo, 31 de julio de 2011

Cuando os sintáis solos, llamadme...

Cuando os sintáis solos, llamadme.


Yo siempre estoy para escuchar vuestra voz, la llamada de vuestra alma a mi disposición. Estoy Yo para escuchar vuestros pensamientos, en el silencio de vuestro corazón, que puede ser también un refugio mío, cuando encuentro en él pureza y amor.
Refugio del pecado que encuentro en el mundo…En aquel tiempo hablaba así a mis primeros seguidores. Bajo las estrellas… Las mismas estrellas, el mismo cielo…Y los mismos sentimientos que experimentaba por ellos los experimento por vosotros…


Por lo tanto ¿qué teméis? ¿La soledad? No existe. A veces es sólo aparente, pero no conseguirá nunca penetrar en vuestro espíritu porque aquí estoy Yo.
¿Qué otra cosa teméis? ¿Los hechos y las circunstancias de la vida terrena?
No temáis. Estoy Yo. Yo, para daros la fe y la esperanza, hasta la certeza de aquel mundo que no es camino sino casa.
Os encontraréis allí. Allí encontraréis todo.
El viento lleva las hojas, en el tiempo caminan los hombres… y en la eternidad todo permanece, también vosotros con vuestra naturaleza inmortal.
Así ¿qué teméis? ¿No amarme? No dudéis, porque me amáis en el prójimo, y yo estoy agradecido de este amor.
Yo, el silencioso amigo de vuestras horas negras…
Yo, que llevo la luz.

JESÚS

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