viernes, 1 de febrero de 2013

“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia”


¡Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia!
 Mis criaturas, si anheláis ser justos, si deseáis realmente de corazón mejorar en vuestro espíritu, si para vosotros estar en gracia es verdaderamente (como efectivamente lo es) la cosa más importante, a la cual mayormente os atenéis, pues bien, Yo, Jesús, os puedo llamar bienaventurados, porque habéis comprendido que lo que importa para vosotros es el alma y estando hambrientos de justicia, sedientos de ella y pidiéndomela a Mí, pues entonces Yo os digo: "bienaventurados" ya que sé que habéis comprendido el sentido y el objetivo de la vida terrena.

Pedid para el espíritu y vuestro espíritu será alimentado por la gracia, ya que siendo vosotros imperfectos, inclinados al pecado, débiles, sin embargo habéis sido creados para ese mundo de perfección en el que entrará aquel que está en estado de gracia y entonces, ¡almas Mías, rogad!

Llamad a Mi corazón, os haré entrar.
¡Llamad a Mi corazón hambrientos de gracia, sedientos de gracia!
Yo os saciaré, aplacaré vuestra sed si vosotros pedís todo esto por amor en Mí. Estad siempre deseosos de crecer en el espíritu y Yo os ayudaré a crecer. ¿No soy acaso la levadura de vuestras almas?

Para crecer en el espíritu es necesario tener hambre y sed de justicia, o sea, desear la gracia.
Yo os daré el pan y el vino para vuestra alma, a fin de que sea alimentada y crezca como una planta que se nutre de humus, que apaga su sed con agua límpida, que vive en cabal posición bajo el sol.
¡Y os daré el pan y el vino del milagro que cada día se consuma sobre los altares, a fin de que vuestro
espíritu sea más fuerte y le sea más fácil saciar su hambre y calmar su sed!
En verdad os digo: bienaventurados aquellos que tienen sed de Mi gracia, para ellos es el Reino de los Cielos.
Ellos, que han comprendido el verdadero sentido y el verdadero objetivo de la vida terrena.



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