viernes, 10 de febrero de 2012

¡Atesorad vuestras riquezas en el Cielo!


Mis criaturas!
¡Atesorad vuestras riquezas en el Cielo! ¡Estáis en la tierra para pasar un lapso de tiempo que os sirve de prueba!
En la tierra sois cuerpo y alma y Yo, Jesús, cuido de vuestro cuerpo, he ahí la Providencia, y os dejo libres en el alma: la única cosa vuestra, puesto que todo lo demás lo tenéis en préstamo para la prueba. Os enseño, os he enseñado desde aquel tiempo en que vine a la tierra, a salvar vuestras almas, soplo de vida infundido por el Gran Pensamiento, que os prueba para la Vida y estará siempre viva; por eso, criaturas Mías, vosotros sois vuestra alma y Yo, vuestro Rabí, os enseño a llevarla salva al Reino Celestial.
Acumulad allá vuestras riquezas, son vuestras buenas obras, cada buen sentimiento, cada lágrima aceptada, cada llaga del cuerpo y del alma.
Vuestras riquezas que en la tierra no reconocéis como riqueza, sino las llamáis "dolor”.
¡Vuestras riquezas son lo que dais, lo que daréis, lo que habréis dado!

¡Confiad en Mí para vivir en la tierra, trabajad por vuestro espíritu para vivir en la eternidad!
¡Os conozco débiles y frágiles, os conozco ardientes y amorosos, os conozco santos y traidores!
Y una vez más os digo en verdad: ¡conoceos a vosotros mismos y sed mejores si, al conoceros, veis en vosotros lo que no está bien!
Entonces, a cada uno de vosotros nombro y miro en el alma: ¡tú, crece con la fuerza de lo alto para llegar hasta Mí y no dar importancia a las cosas vanas!

¡Tú, no seas ambicioso más que de Mi amor, si fuere merecido, no te preocupes por lo que querrías ser, sé tú: una criatura, un alma!
Que para ti sea importante Mi juicio, no el de los hombres que te juzgan por tu poder.
Serás poderoso si salvas tu alma, ¿lo demás? Es cosa vana y pasajera.
¡Tú no juzgues a tus hermanos, sino ámalos! ¿Quién eres tú que juzgas? Una criatura como las demás, aun si posees dotes intelectuales que tú y los demás consideran importantes... pero el amor por Mí ¿dónde está? ¿Dónde está el amor por los hermanos? ¡No lo veo en tu alma! Haz que pronto lo encuentre en ti, y te será perdonado mucho si me amares y amares con intensidad para remediar tus pecados.

Tú, no te creas perfecto, nadie lo es, amo en ti tantas cosas de tu espíritu, pero... sé más humilde, no te creas mejor que muchos otros, eres mejor que aquel que ha vivido con más pruebas, tú que no conoces el dolor: ¡Aguarda el dolor para juzgar tu aceptación!

El dolor es una riqueza que es otorgada a todos, en el tiempo, para prueba y por amor.
No vine a la tierra a prometer las cosas fáciles, vine a enseñaros el difícil camino de la salvación, ya que el pecado lo había contaminado todo.
Quien me ama vence al pecado y vence a la muerte, puesto que la muerte es vida en aquel mundo para el cual habéis sido creados.

Os miro en el alma y lo hago por amor, a fin de que sintáis esta mirada mía en vosotros y os haga mejores. Me manifiesto en vosotros y os hago mejores si Me sabéis escuchar y... nuevamente os repito: atesorad vuestras riquezas en el Cielo...

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