viernes, 11 de mayo de 2012

Bienaventurados aquellos que creen sin querer ver algo más...


¡Mis criaturas!
¡Aquellos que quieren una señal para creer son los que, si tuvieran tal señal, no la sabrían reconocer como tal!
Sin embargo, por un acto de misericordia, en cada tiempo se han enviado señales, y muchos no las han sabido reconocer y las han visto mirando a la tierra, no al Cielo, y buscando explicaciones humanas.
Estas generaciones perversas, que por ver y tocar pierden el sentido de la Verdad, buscando y a veces encontrando pero no donde deben buscar, tendrán un sufrimiento que provendrá precisamente de su alma ansiosa de la Verdad, que nunca sabrán ver por su soberbia.
Yo, vuestro Rabí, os he traído la Verdad, y muchos de vosotros no la han buscado en Mí. Mi amor es tan grande que envío, en cada tiempo, los signos para ese tiempo.
Obrando así os tiendo los brazos, y si vosotros no aferráis Mis brazos es solamente porque no lo queréis hacer.
En aquel tiempo Bartolomé me preguntó, un anochecer después del ocaso (y vuelvo a ver aquella tarde y la primera estrella):
"Rabboni, me pregunto por qué muchos no te reconocen. Sin embargo está claro que tú dices solamente la verdad, las más altas verdades".

"Bartolomé, en cada tiempo daré, en el Padre y en el Espíritu, signos para ese tiempo, y me serviré de los pequeños, de las almas escondidas, me serviré de todo instrumento ¡por un acto de amor hacia aquellos que desean ver para creer!
"Recuerda, Bartolomé, que he dicho y diré: bienaventurados aquellos que creen sin querer ver algo más... Y los hombres a menudo no creen si no ven...
Por eso, en cada tiempo hay uno o más signos, por un acto de amor y de comprensión: por un acto de misericordia.
"Y a pesar de eso, ¡otra vez ellos, los que quieren ver todo, tocar todo, no quedarán convencidos todavía! No ha fallado mi hablar, son ellos los fracasados de espíritu Yo he hablado a todos, hablo para todos, a vosotros y a aquellos que vendrán más adelante.
"Muchos Me escucharán, muchos creerán, muchos Me seguirán. Vosotros id y hablad a los hermanos: ¡sed Mis signos!
"Si algunos no os quieren escuchar, repetidles tres veces vuestras palabras, que son las Mías, después marchad hacia quien os escuchará, ya que es grande la sed por conocer en el justo, que desea conocerme para amarme mejor; y aquellos que no escuchan, porque temen tener que cambiar su injusto modo de obrar, no ven los signos de los tiempos y, si los ven, buscan cómo dar una explicación distinta de lo que ven, para no cambiar, para no tener que servir a un solo patrón.
"Para ellos la Misericordia es grande, no obstante, no la aceptan y se pierden.
"¡Bienaventurados los puros de corazón, bienaventurados aquellos que creen sin ponerse otros desasosiegos!
"Ves, Bartolomé, la fe también está hecha de misterio, ya que para el hombre es un misterio comprender toda la grandeza de DIOS; pero son los misterios de la fe, las cosas que hacen que ésta tenga mérito, y menos mérito tienen aquellos que para creer quieren ver y tocar, aunque después creerán.
"A ellos les hago un regalo, exhibiendo un milagro; dándoles otras pruebas de la existencia de un DIOS viviente... un regalo que si ellos lo aceptan y agradecen ya es una gracia y una conquista para sus almas, y si no lo aceptan: he ahí su libertad encaminada hacia el mal; de ese modo se van alejando, y para ellos todo signo en su tiempo será inútil".

"Rabí, he comprendido y te agradezco por estas palabras, que me han hecho comprender ¡cuánto das de ti mismo a los hermanos!"

"Bartolomé, vendrá un día en que no daré de Mí mismo, sino que me daré a Mí mismo para la salvación de la humanidad".

No hay comentarios:

Publicar un comentario