lunes, 3 de octubre de 2011

¡El hoy pasa en pocas horas y el mañana llega inexorablemente!

¡Criaturas Mías llora María porque el mundo–tierra marcha hacia un destino de descalabro, de luchas, de males!
¡Todo ha sido dicho, todo previsto!
¡Y no se pueden cambiar las previsiones!
Previsiones hechas en los tiempos de los tiempos y siempre, en su momento se han cumplido.
¡Vosotros no temáis, vosotros hablad, llevad Mi amor, trabajad y orad!
¡Haced aquello que siempre habéis hecho, vivid con la esperanza en el corazón y seguid vuestro camino trazado por Mí!
Yo trazo el camino de los hombres y por ese camino llegan ellos a Mí.
Si se tiene conocimiento no es difícil llegar a Mi a través del camino de la caridad, del amor hacia el prójimo, el camino de la lealtad, de la honestidad.
¡Es mucho más fácil vivir en el bien, la vida es más límpida y el espíritu más sereno!
Es necesario, sin embargo, tener la fortaleza para ello y muchos son débiles.
¡Y la debilidad humana hace atractivas las cosas pasajeras: el dinero, la gloria efímera y el poseer mucho!
¡No obstante cuánto más vale la fortaleza espiritual de una criatura pobre y humilde, en comparación con tanta gloria y tanta riqueza terrena!
En la naturaleza humana existe el deseo de tener siempre de inmediato y entonces el hombre piensa en gozar hoy y olvidar el mañana.
¡El hoy pasa en pocas horas y el mañana llega inexorablemente!
¡Llega el mañana eterno y entonces la riqueza verdadera será de los humildes, de los puros que vivieron de esperanza, único rayo de luz en sus sufrimientos pasajeros!

Jesús

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