Aquellos que han vencido ya a la
muerte y viven para siempre en la felicidad jamás os abandonan y vosotros, con
vuestro dolor por ellos estáis sufriendo, ante los oídos del mundo ¡sois
vosotros a los que se tiene compasión!
Yo, vuestro Rabí, os enseño que ni
siquiera deberíais ser compadecidos; por cierto que vuestro dolor es grande,
pero es un don para vuestra santificación, y para haceros vivir en la feliz eternidad
inmediatamente después de haber vencido a la muerte, porque el dolor es purificación,
y para muchos está también en la tierra lo que llamamos purgatorio. Aquellos
que tienen mayor felicidad en la tierra, la vida más fácil, y no son buenos ni
honestos, y carecen de fe por no querer buscarme, tienen así una migaja de mi Misericordia,
porque Yo que conozco todo, sé cuánto deberán sufrir después, por su voluntad.
Yo querría salvaros a todos, a
todos en la luz, para eso he venido, por esto me hice hombre, por esto elegí
libremente sufrir en el espíritu y en la materia.
Muchos no me quieren escuchar, me
ignoran, me odian y no aman a los hermanos, porque no amando a DIOS no son
ayudados por Él para amar a los hermanos, ¡y el hilo se corta!
Yo ayudo al que ama en Mí al mundo,
Yo os nutro con mi amor si vosotros lo pedís, Yo os doy la paz si vosotros me
la pedís, y así la fe, y así la fuerza. Pedid para vuestro espíritu, ¡Yo os
escucharé siempre! Me preocupo tanto por vosotros, por vuestras almas, como
para no escucharos.
Las cosas del tiempo pasan, las
criaturas que habéis perdido temporalmente, existen: ¡el espíritu no pasa, el alma
es la que cuenta, el alma no pasa!
Cuando vosotros en estos vuestros difíciles
tiempos, tenéis que percataros de un cadáver humano (¡aún lo veréis!)
abandonado en la calle, herido de muerte por el odio, entonces observáis un
cuerpo, nada más: ¡el alma ha venido hasta Mí, hasta mis brazos, y está pasando
un juicio, está haciendo su última confesión! Y bien, mis criaturas, examinad: una
cáscara, un despojo... La existencia del alma, la importancia de un alma la
tenéis demostrada también por un cuerpo sin vida, porque la vida es del alma. Y
hay y habrá nuevos mártires. El mundo es tan oscuro, por doquier luchas, odio...
¿Y el amor? ¿Y la fe?
Hallo esa fe en los corazones
escondidos, encuentro ese amor en los dolientes, en los sacrificados, en
aquellos que han comprendido que el dolor purifica y se han santificado en el
dolor. El martirio no es solamente el del cuerpo, hay un martirio del alma que
sufre cada día un dolor verdadero: son los grandes dolores que tendrán fin con
la vida temporal.
¿Y después? Luego conoceréis el
valor del amargo desgarro, de las lágrimas, de la nostalgia. Después me daréis
las gracias y comprenderéis por que os he dicho: ¡Felices a vosotros los que
lloráis, para vosotros será mi Reino! ¡Para ellos es mi Reino: para vuestros Ángeles,
vivientes en DIOS, luces del DIOS vivo, sonrisas del Paraíso, hermanos entre
sus hermanos, flanqueados por las milicias celestes! Y la lucha entre el bien y
el mal será vencida también con su ayuda: ¡mis ángeles, vuestros ángeles vivientes
en la luz de DIOS viviente!
Y desde allí os sonríen, os aman
tanto, ¿y vosotros estáis solos? Jamás estáis solos; figuras espirituales
luminosas, invisibles para vosotros pero visibles para Mí, están con vosotros
en las horas que ellos os serenan transmitiendo su alegría, su felicidad que
vosotros podéis percibir solo en mínima parte, nunca os abandonan, viven en mi
luz y en vuestro corazón.
¡Viven en la luz del DIOS viviente,
que da vida a los Cielos y provee todo para vuestro bien!
Aunque a veces os prueba, Nuestro
Padre de los Cielos y de los mundos os prueba por amor; y entonces ¡sed fuertes
y dadle gracias!
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