¡Mis criaturas, almas de Mi
alma!
¡Haced todas las cosas en Mi
nombre, así me sentiréis siempre en vuestros espíritus!
¡Amo el coloquio con
vosotros y donde es más intenso, ante un Altar!
Aquí Yo estoy en cuerpo y
espíritu, aquí existo como existo en cada cosa y en cada uno de vosotros.
En el silencio de esta
pequeña Iglesia bendecida por un Ángel, aquí Yo os hablo, estoy en vosotros.
¡Os sentís ya despegados de lo terrenal, un poco más en alto, soy Yo que os
traigo Conmigo, os elevo hasta Mí!
¡Jamás os dejo y quiero que
nunca Me abandonéis!
Habladme, rogadme, Yo os doy todo
lo que es bueno para vosotros, ya que conozco cada cosa y cada necesidad
vuestra.
Os doy fuerza para que
podáis estar listos a combatir en Mi nombre. Id siempre adelante en Mi nombre.
Cada gesto, cada acto de amor hacedlo en Mi nombre. Y Yo iré siempre a vuestro
encuentro con Mi mano tendida hacia vosotros, Mi corazón latirá con el vuestro
y Mis brazos abiertos os esperarán allá, donde espero a todos, al final de
vuestro tránsito terreno.
Unidos por ese hilo que se
llama amor, actuad, para vosotros es tiempo de obrar, de testimoniar Mi
existencia y cada Verdad Mía.
Pequeños apóstoles
desconocidos para el mundo y conocidos de Mi corazón.
Mi espíritu inunda los
vuestros, y a cada uno de vosotros Yo hablo de modo distinto, pero siempre con
amor.
¡Y vosotros Me sabéis
escuchar!
¡Rogadme por aquellos que no
Me escuchan!
Acogeré cada súplica
vuestra. Cada uno de los que vengan a Mí por mérito vuestro será bienvenido, y
si confiareis en Mí, Me sabréis traer muchas almas.
En el silencio os hablo,
escuchadme en el silencio.
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