“Quien se preocupa
mucho de su cuerpo y poco de su alma, acaba por caer en los brazos del demonio.”
“Si cooperas a salvar
un alma, aseguras la tuya propia.”
“Muéstrate siempre
alegre, pero que tu sonrisa sea sincera.”
“El demonio no puede
resistir a la gente alegre.”
“Para ejercer una
influencia benéfica entre los niños, es indispensable participar de sus
alegrías.”
“Mientras conserves
la alegría, te alejarás del pecado.”
“La mejor obra que se
puede hacer en este mundo es atraer las almas perdidas al buen sendero, a la
virtud.”
“Comprenderás mejor
la importancia del bien, si consideras que tu salvación eterna o tu
condenación, depende únicamente de ti.”
“Salvando tu alma,
serás feliz para siempre; pero, si la pierdes, lo pierdes todo: alma, cuerpo,
cielo, Dios, que es tu supremo fin... y esto, por toda la eternidad.”
“No basta amar a los
niños, es preciso que ellos se den cuenta que son amados.”
“Ser bueno no
consiste en no cometer ninguna falta, sino en saber enmendarse.”
“Para hacer el bien
se necesita valor, estar dispuesto a sufrir cualquier mortificación, no hacer
sufrir nunca a nadie, ser siempre amable.”
“La obediencia es el
camino menos difícil y el más seguro para adelantar en todas las virtudes.”
“No estéis nunca
desocupados; si no trabajáis vosotros, trabajará el demonio.”
“Quien tiene la
conciencia en paz, lo tiene todo.”
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