Son los tiempos de los designios celestiales. Yo me
revelo a vosotros a través de palabras nuevas, aunque antiguas, para enseñaros
el amor, para haceros partícipes de la Verdad.
Es una enseñanza continua y una fuerza para vuestra
fe. Os doy la esperanza por lo que más deseáis en vuestro corazón. Vuestros
seres queridos, que ya no están entre vosotros, os han dejado sólo físicamente,
pero nunca con el alma. Un día podréis verlos, que es lo que más deseáis en
vuestro corazón.
Son los que os he dado, y os he quit ado temporalmente, los que os devolveré para
siempre en el Padre. Mi Mad re
conoció la tristeza y la angustia, y Yo lloré por mi Padre José y por Lázaro.
Conozco los sentimientos humanos, que viví cuando hombre y, porque os amo, sé
que también vosotros los vivís. Por esto vengo a consolaros con palabras de
Verdad y de vida eterna. Los ángeles están por todas partes, y de la tierra
suben a mí para cantar la gloria.
Hubo
vuelos de ángeles sobre la gruta de Belén; otros vuelos, también de ángeles,
hacia lo alto de los cielos; son los ángeles que velan por vuestras almas, que
llevan a lo alto vuestros pensamientos. Yo soy el lazo de unión entre vosotros
y el Padre; los ángeles son lazos de unión entre vosotros y Yo. Es el signo de
este tiempo. El cielo se funde con la tierra. Señales y pruebas, porque se
preparan acontecimientos. Ahora tengo aún más necesidad de vuestra ayuda,
porque vosotros sois Yo y obráis en mí. Tengo necesidad de testimonios válidos
de la Verdad. El rayo de luz que baja de mí a vosotros os ilumina y, una vez
iluminados, dad y obrad en mí. La luz inunda y da la vida. Vida eterna, como el
espír
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