Y casi nadie lo enseña. Si el amor fuese
verdaderamente vivido, el mundo no sería como se presenta... Sería un mundo de
paz y, no obstante los sufrimientos inevitables, habría también mucha
consolación recíproca. ¡No vivís sólo para vosotros o para vuestros seres
queridos! Alargad, pues, el amor al prójimo: cosas pequeñas, cosas sencillas:
sonrisas, paciencia, caridad... Cosas grandes: sacrificios, renuncias, horas
dedicadas a quien sufre, palabras de ánimo, a pesar de vuestro dolor que os
hace comprender el dolor de los demás; manos siempre tendidas. Si fuese así, la
vida terrena sería en verdad mucho más fácil. Se acercan los días de mi venida,
como cuando determiné vivir con vosotros y morir por vosotros.
Se acerca el tiempo de mi retorno,
¿encontraré la fe?, ¿encontraré el amor en la tierra? Vosotros a quienes directamente
os lo pido: ¡escuchadme y amad!
¡Os he dado corazón y sentimientos,
usadlos! ¡Valeos de ellos para ser caritativos en el sentido lato! Dad amor,
comprensión, paciencia, tolerancia y dad la misma esperanza que yo os he dado.
Dad testimonio de la verdad: es la caridad para con las almas... Vine a la
tierra en una fría noche.
¿Una fábula? ¿Una leyenda? No, una
realidad. Después de siglos, muchos aún no me conocen ¡Dadme a conocer! También
esto es amor al prójimo.
Mi Madre me ha dicho que, alargando el
amor, surgirá una nueva aurora... . Y en esa aurora yo empezaré
a llevar la luz.
Ahora que el mundo está en tinieblas,
sois vosotros los llamados a resurgir esta aurora, viviendo el amor.
Jesús Te espera
No hay comentarios:
Publicar un comentario