¡Mis criaturas!
En aquel tiempo, pronunciando esas palabras: "¡Amad a quien no os
ama!", intenté dar a todos vosotros, de todos los tiempos, la clave del
amor verdadero, sentido, vivido.
Y no es fácil amar, pero enaltece, ya que amando a quien no os ama Me
demostraréis a Mí, Jesús, y a vosotros mismos, un esfuerzo y después una
victoria.
Amad a vuestros enemigos: mirad en ellos y en vosotros, y compadeceréis
sus actos porque a menudo pueden depender de los vuestros, voluntarios o
involuntarios.
Así: estudiad cuanto podáis el alma de vuestros hermanos, y
comprendiendo compadeceréis.
No os preocupéis del juicio de los hombres, que pueden tomaros por
tontos si sufrís: ¡es Mi juicio el que importa!
Unido al Padre, Yo juzgo con amor y misericordia.
Y las cargas y el soportar son otras riquezas que Yo preparo en Mi Reino
para vosotros.
Id ahora: ¡es otro amanecer para vosotros! ¡Id y amad a vuestros
enemigos! ¡Serán amigos y hermanos, mejorados por vuestro amor en Mí!
Para llegar a este amor, Mis criaturas, debéis crecer en el espíritu
y... solamente creceréis en el dolor aceptado, solamente con vuestra voluntad
sabiendo que será la Mía ,
podréis amar verdaderamente a quien no os ama.
Al principio: sufriendo y perdonando; después comprendiendo el porqué de
muchos defectos en algunas criaturas: Mías, como vosotros, y hermanos vuestros
que no se sienten vuestros hermanos...
Mirad entonces las circunstancias de sus vidas, sus amarguras, su falta
de fe, a veces no por culpa de ellos... y pensad que aquellos que no aman sino
que llegan a engañar, a traicionar, a matar, aquellos que odian, aquellos que
no conocen el bien, ¡son siempre dignos de compasión por lo que les espera más
allá del tiempo, si es que no cambian!
¿Y vosotros? Estáis para hacerlos cambiar, como instrumentos Míos, si Me
seguís. Sois Mi semilla que, en medio de la cizaña, sirve de ejemplo de buena
espiga al sol: estáis para mejorarlos amándolos y sufriendo, presentando la
mejilla que ellos todavía no han golpeado...
No os tomarán por tontos sino
enseguida, luego, os sabrán verdaderos cristianos y respetándoos, comprenderán
que el amor es del verdadero cristiano y, así el perdón,...
¡Entonces serán mejores, quizás se salvarán, y vosotros habréis sido
para ellos como Mi mano tendida en el perdón y como Mi voz, porque los habréis
consolado!
Entonces os llamaré:
¡Bienaventurados! Felices porque habréis amado por amor, sufrido por amor,
felices porque habréis comprendido el amor y lo habréis vivido como verdaderos
cristianos, en Mi nombre.
Y entonces, os llamare: ¡Bienaventurados! Dichosos porque habréis amado
por amor, felices porque habréis sufrido por amor, bienaventurados porque
habréis comprendido el amor y lo habréis vivido como verdaderos cristianos en
Mi nombre.
Os pido entonces más comprensión hacia estos hermanos: los volveréis
mejores.
Os pido más tolerancia: aprenderán a ser mejores.
¡Os pido elevación espiritual para saber amar a quien no os ama, para
sufrir pensando en Mí, para dar sin pretender recibir: amar verdaderamente con
pureza!
Os pido todo esto, Mis criaturas, y conociéndoos sé que lo obtendré de
vosotros: entonces, una vez más en verdad os digo: ¡Bienaventurados!
¡Acumulad verdaderas riquezas en el Cielo! Todo esto, como lo dije a los
primeros ahora la repito a vosotros.
Es amor, el verdadero y purísimo amor, exento de todo interés, lo que
deseo de vosotros para los demás: el prójimo, los hermanos.
¡Y del prójimo lo deseo para vosotros! También los primeros eran como
vosotros, indecisos, temerosos, imperfectos.
¡Me siguieron, y han aprendido el amor! Yo soy el amor y, quien Me
sigue, conociéndome no podrá sino amarme y amar.
Mi voz embelesa a vuestra alma, el alma responde a Mi voz. Es el reclamo
de Mi amor hacia toda la humanidad. Se hace oír en vosotros: ¡amad!
Amaos el uno al otro, amad la paciencia, la tolerancia, el perdón. Este
amor es el camino que lleva a Mi Reino, a vuestro Reino.
Ensanchadlo: el mundo tiene hambre y sed de amor.
¡Sed agua, pan, sed manos tendidas, sed brazos abiertos! ¡No amáis jamás
lo suficiente!
No obstante, siguiendo mis huellas, podréis hacer mucho por amor en Mí,
Conmigo. ¡Vosotros Mis manos, vosotros Mis brazos!
Vosotros, si diereis por purísimo amor.
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