“Bienaventurados vosotros. Para vosotros es el Reino
de los Cielos.”
Allí tendréis toda clase de consuelos. Allí
encontraréis a aquellos por los que habéis derramado tantas lágrimas. Allí
encontraréis las ilusiones perdidas. Allí descansaréis de corazón. El tiempo,
como el viento aleja días y dolores. Los dolores de cada día y los de más allá
del tiempo. Después del tiempo tendréis la verdadera paz, la verdadera
felicidad, y entonces os diréis a vosotros mismos: “Si lo hubiera sabido, no
habría sufrido tanto….”
Ahora Yo, en verdad, os digo palabras de esperanza y
de Verdad; os digo también que no deberíais sufrir, porque sabéis que el viento
deshace el tiempo y los dolores. Sois humanidad, que justamente es sufrimiento;
es vuestro camino y el contraste con la futura felicidad. Desde la montaña os
he mirado, a los de todos los tiempos: santos, justos, pecadores… Con amor, con
misericordia os he mirado. A ti, que has pecado mucho y has sufrido en el
arrepentimiento, también te he mirado. Tu arrepentimiento lava tus pecados, tus
lágrimas elevan tu espírit u.
Por mi misericordia te abriré también a ti la puerta
del Reino
“Bienaventurado el que se arrepiente de los pecados y
sufre el remordimiento. Por este sufrimiento tendrá una recompensa.” Desde la
montaña, mi voz es escuchada por toda la humanidad. “Bienaventurados vosotros,
que lloráis.” Para vosotros el dolor es un don, que aún no podéis comprender,
aunque Yo os hable de la felicidad futura.
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