Tened confianza y esperanza:
para Dios sois más preciosos que los lirios y los gorriones. Para estar en paz
y serenos es necesario estar en paz consigo mismos, del resto nos ocupamos
nosotros por vosotros.
Tened cuidado de vuestra alma,
que es la única cosa vuestra y que debéis llevar a Dios blanquísima. Jesús,
cuando era muy chico y al sonreír tenía un hoyuelo en la mejilla, un día como
Dios, cierto que no sólo como niño, me dijo: "¡Immi, el Padre de los
Cielos ayudará siempre a los hombres que preocuparen de mantener blanca su
alma!". Quien vive horas oscuras a veces pierde la esperanza, es
comprensible y perdonable. Sin embargo buscad el primer rayo de luz, ahí está,
miradlo: ¡ha entrado para vosotros un rayo de sol!. Aferradlo, este rayo, es
una sonrisa–promesa de Jesús: "¡Confiadme vuestras penas!". Confiadme
vuestras preocupaciones. ¡Mirad, Yo vengo a vosotros para solucionarlas!
Fijaos: creed totalmente sin dudas, sin incertidumbres. La fe es siempre
premiada...
Mensaje de la Virgen María
"Mi Vida en Nazaret"
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