domingo, 11 de diciembre de 2011

Es el tiempo de los falsos profetas...


Quiénes son los profetas? Los que hacen de intermediarios entre Dios y la humanidad. Yo no soy un profeta, soy Dios de Dios y soy único y trinitario. Ahora es el tiempo de los falsos profetas que con frecuencia hacen también milagros, pero sus engaños se pueden reconocer por el comportamiento. Si faltan a la humildad; si comercian con lo que dicen, sabiendo que dicen falsedades; si son vanidosos en el espíritu. Los verdaderos profetas son los que se quedan escondidos, los que viven en el silencio y en la humildad y han sido elegidos para ser creíbles, por ser normales y equilibrados. Las profecías no son las que querrían hacer conocer el futuro, sino que son palabras divinas escuchadas por los profetas para hacer que el mundo las conozca.
La historia de la Iglesia se transmite desde siglos y es necesario que se actualice en los siglos. Yo no os digo lo que sucederá, porque al hombre no le está permitido conocer el futuro, os digo lo que debéis hacer y cómo debéis vivir para conquistaros vuestro futuro eterno. Mientras en la tierra los días pasan, en el cielo os esperan. Para esto os enseño el amor de vivir, la paciencia para soportar, la caridad para orar. Para reuniros con quienes os esperan y ya viven en la gloria. Esto es lo que cuenta para vosotros y para ellos. Vivir siempre todos reunidos en el reino celestial donde el dolor se ha acabado y la felicidad es continua y siempre nueva. No podéis imaginar la dimensión del mundo que vendrá para vosotros. ¡Infinitos los sentidos y de este modo infinitas las sensaciones! Libre en la verdadera libertad, el espíritu sutil no tiene límites de tiempo, no tiene vínculos de espacio, pero conserva el rostro que tuvo en su vida terrena, porque entre vosotros queréis volver a veros o reconoceros. Allí sois amados también por vuestro rostro, que será para siempre el espejo y para siempre el rostro del alma. Éste es el tiempo de los falsos profetas y vosotros no os hacéis engañar. Seguidme, dejad las huellas que he dejado a lo largo de todos los caminos del mundo; será la verdadera profecía. Yo he venido para vosotros, para vuestra felicidad eterna. ¡Quien ama a Dios sabe reconocer al Espíritu de Dios! Mi Espíritu, que, como viento leve sopla sobre los verdaderos profetas, humildes, escondidos, normales... y a vosotros, a través de ellos, se manifiesta para daros esperanza y certeza. ¡La vida terrena es un movimiento necesario que lleva a la vida celestial! Y yo, que vine en aquel tiempo en medio de aquellos de entonces, ahora en medio de vosotros hablo al espíritu de una de vosotros , para vosotros, a vosotros. Los verdaderos profetas existen y estas palabras lo confirman.
– “Rabboni, ¿quiénes son los profetas?”
– “Johanan, son los que demuestran a Dios a través de dones especiales, dados por ellos a los otros”.

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