¡Mis criaturas,
que algunas veces os
extraviáis, porque en vez de mirarme a Mí, miráis las cosas de la tierra!
Os preocupáis por las cosas
que pasan, cosas a las que Yo siempre proveo si vosotros sabéis confiar en Mí.
¡Os afanáis, pensáis, buscáis remedio a cosas que Yo puedo remediar!
¿Cuántas veces os he dicho
que estoy con vosotros y en vosotros?
¿Cuántas veces os he
repetido que proveo por vosotros, que cuido de vosotros?
Mis palabras para vosotros son un Milagro; no es común tener el don
de oír estas Mis palabras y no es común
este don Mío.
Vosotros que tenéis mucho,
aunque frecuentemente pensáis que tenéis poco. Vosotros que tenéis ya en la
tierra la sombra de la eternidad, que os protege del ardiente sol de la vida
terrena; vosotros que sois guiados desde el Cielo, vosotros que tenéis en lo
alto un Ángel que antes que por los demás, obra por vosotros y os protege,
deberíais estar siempre más serenos, siempre más confiados: ¡Yo os hablo!
Yo,
Jesús, os he elegido para ser Mis apóstoles, ¡Yo!
¡Os he
dado una fuerza capaz de haceros vivir un tanto suspendidos entre el Cielo y la
tierra, os he dado mucho: conocimientos de cosas celestiales, os he prometido
mucho y mucho mantendré, pero de vosotros quiero confianza, familiaridad,
seguridad en Mí!
Y vosotros sois todos aquellos que entienden estas Mis palabras, ya que cada uno de vosotros
que entiende, a menudo ha tenido desaliento, desconfianza y temor; pero
vosotros sois todos los que ya entendieron estas Mis Palabras, enviadas a
través de este dulce medio, elegido por Nosotros Trinidad, para un fin bien preciso,
predestinado en el designio Divino, y todos los que Me habéis oído, sed más
fuertes, más confiados y sabed mirar mejor en Mí..
Los tiempos pasan, todos
vosotros que oís Mis palabras, tendréis vuestra misión.
¡Sabed
ver la Verdad
en vosotros y en Mí; de Mi deberéis dar mucho testimonio, ya que Yo os he
elegido para esto.
Para esto os he hablado.
¡He obrado de manera que os
encontréis entre vosotros porque oísteis estas Mis palabras!
¡Y Mis Palabras deben ser
meditadas!
¡Y Mis Palabras deben ser
escuchadas!
¡Quien Me rechaza, que no
escuche, quien Me escucha, que obre!
Es una orden amorosa que os
mando. Ya que, si sabéis obrar en Mi voluntad vendréis a Mí, y es este Mi deseo
y es también vuestra meta.
El que más Me puede
escuchar, es más responsable de lo que después hace o no hace.
¡El que Me oye es un
privilegiado, ya que Yo soy el Hijo de DIOS, soy Jesús, Aquel que vino a la
tierra por vosotros y por vosotros vuelvo invisible, pero real, a deciros lo
que debéis saber, a vosotros, los apóstoles de los últimos tiempos!
Y todos los que escuchan
sois "vosotros", tú, tú, tú, tú una madre llorosa, tú un consagrado
amado de Mi corazón, tú un padre, tú una criatura que Me busca, tú una criatura
que siempre Me ha amado, tú una criatura que siempre Me ha ignorado...
También tú, cierto, también
tú que no te preocupas de Mí, eres querido a Mi corazón y tienes el privilegio
de oírme y no comprendes aún este bien.
Y ahora os dejo a todos
entregados a vuestros pensamientos y os exhorto a hablar, a dar testimonio, a
amar.
Os exhorto una vez más a la
caridad, que tiene tantas y tantas formas, a la bondad, a la paciencia, al
amor.
¡En verdad os digo que os
seguiré en cada uno de vuestros pasos!