El Papa hizo esta exhortación durante el Angelus,
al mediodía de Roma, desde el balcón pontificio y frente a una Plaza
San Pedro colmada.
En medio de una ovación de todos los fieles
presentes, alzó la voz para exhortar, especialmente a los jóvenes a rechazar
los valores corruptos.
Fue la culminación de un mensaje que se inició con el
recuerdo de los mártires del cristianismo: “En estos 2.000 años
hubo una multitud de hombres y mujeres que han sacrificado la vida para
permanecer fieles a Jesucristo y al Evangelio”, dijo Francisco y a continuación
afirmó: “Hoy hay más mártires que en los primeros siglos del
cristianismo, hoy en tantas partes del mundo hay muchos mártires que dan su
vida por Cristo, que son llevados a la muerte por no renegar de Jesús”.
“Esta es nuestra Iglesia: hoy tenemos más mártires que en
los primeros siglos”, insistió, subrayando un hecho que no suele estar
demasiado presente en las primeras planas.
Luego se refirió a otro tipo de “martirio”, el martirio
cotidiano “que no conlleva la muerte pero sí implica entregar la vida
al cumplimiento del deber con amor, siguiendo la lógica de Jesús,
la lógica del don, del sacrificio”. “Pensemos cuántos padres y madres
actualmente ponen en práctica su fe, ofreciendo la propia vida por el bien de la
familia, pensemos en cuántos sacerdotes, monjes y monjas desempeñan con
generosidad su servicio para el Reino de Dios, cuántos jóvenes renuncian
a su propio interés para dedicarse a los niños, a los discapacitados,
a los ancianos”, ejemplificó.
“Estos también son mártires, mártires cotidianos, mártires
de la cotidianeidad”, dijo.
Pero el mensaje papal iba, como suele suceder, más allá de
los límites de la cristiandad: “Y luego hay tantas personas cristianas
y no cristianas que pierden la propia vida por defender la verdad. Y
Cristo ha dicho ‘yo soy la
Verdad ’, por lo tanto quien sirve a la verdad, sirve
a Cristo”, señaló Francisco.
“Una de estas personas fue Juan el Bautista –recordó-,
mañana 24 de junio es su fiesta. Juan fue elegido por Dios para preparar la
llegada de Jesús y fue quien lo señaló al pueblo de Israel como el Mesías, el
cordero de Dios que quita los pecados del mundo. Juan se consagró enteramente a
Dios y a su enviado Jesús pero al final murió por causa de la verdad cuando
denunció el adulterio del rey Herodes”.
“¡Cuántas personas pagan un caro precio por la
verdad!, exclamó el Papa a continuación. ¡Cuántos hombres rectos prefieren
ir contra la corriente con tal de no renegar de la voz de la conciencia, de la
voz de la verdad!”
“Son personas rectas que no tienen miedo de ir
contra la corriente, y nosotros tampoco debemos tener miedo. Hoy hay aquí
muchos jóvenes, a ustedes les digo: ¡no tengan miedo de ir contra la
corriente!”, arengó el Papa.
“Cuando les quieran robar la esperanza, cuando les propongan
estos valores corruptos, hay que ir contra la corriente, debemos ir contra la
corriente”, insistió.
Y, elevando el tono, mientras desde abajo se alzaba el ruido
de los aplausos, pidió: “Y ustedes los jóvenes en primer lugar: ¡vayan contra
la corriente y sientan orgullo de ir contra la corriente! ¡Adelante!
¡Sean valientes y vayan contra la corriente! ¡Y siéntanse orgullosos de
hacerlo!”
No hay comentarios:
Publicar un comentario