viernes, 28 de junio de 2013

No llores si me amas, San Agustín

No llores si me amas,
Si conocieras el don de Dios y lo que es el Cielo!
Si pudieras oír el cántico de los ángeles y verme en medio de ellos!



Si pudieras ver desarrollarse ante tus ojos;
los horizontes, los campos y los nuevos senderos que atravieso!
Si por un instante pudieras contemplar como yo,
la belleza ante la cual las bellezas palidecen!


Cómo!...
¿Tú me has visto, me has amado en el país de las sombras
y no te resignas a verme y amarme en el país de las inmutables realidades?

Créeme.
Cuando la muerte venga a romper las ligaduras
como ha roto las que a mí me encadenaban,
cuando llegue un día que Dios ha fijado y conoce,
y tu alma venga a este cielo en que te ha precedido la mía,
ese día volverás a verme,
sentirás que te sigo amando,
que te amé, y encontrarás mi corazón
con todas sus ternuras purificadas.
Volverás a verme en transfiguración, en éxtasis, feliz!
ya no esperando la muerte, sino avanzando contigo,
que te llevaré de la mano por senderos nuevos de Luz...y de Vida...
Enjuga tu llanto y no llores si me amas!


San Agustín, inspirado desde el cielo por su madre Santa Mónica

martes, 25 de junio de 2013

Yo veo el alma y os leo el pensamiento...

Dije a los apóstoles: No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas... He  venido a confirmar, a instruir, a traer el amor, a enseñarlo..
Ya vine y ahora vuelvo a repetir verdades nuevas y antiguas.
Tenéis que vivir en el bien, observar los mandamientos y así entraréis por la puerta, detrás de la cual está la felicidad. No vengáis ante mi altar si no estáis en gracia, si tenéis rencor a alguno y, mucho menos, si odiáis, Venid a mí vestidos de blanco y conservad ese vestido para pasar por aquella puerta.
No cometáis adulterio, sino vivid en fidelidad vuestro único amor, aún en este tiempo, en el que muchos no tienen fe y se desconoce la moral. Sed fieles, justos, serios y leales. No escandalicéis. Muchos ahora escandalizan y llevan a otros al mal, porque no saben ya discernir el bien del mal. La verdad es la antigua, que no debe acomodarse a los tiempos, sino que son los tiempos los que tienen que ajustarse a la verdad. Decid siempre la verdad o, más bien, interiorizad vuestro pensamiento, ¡sed claros! Quizás se os juzgue mal, pero el único que debe importaros es el juicio divino. Y, por esta verdad, defendedme, dando testimonio de lo que yo soy, y de lo que he hecho por vosotros, y de cuánto os amo.
Sed humildes, porque lo que sois o tenéis no es vuestro; sed sinceros, porque yo veo el alma y os leo el pensamiento. ¡Y sed morales! O más bien, vivid en lo justo, en la claridad, en la honestidad. Escuchad ahora estas palabras que son para vuestros tiempos y para los que vendrán, porque aún no habéis tocado el fondo de  este mar turbio. Vosotros, que creéis en mi, ¡buscad el modo de hacer un poco de luz! Pequeñas luces que aún dan claridad. Procurad  dar testimonio de la verdad y seréis escuchados, porque sois normales, humildes y no alardeáis de nada. ¡No vestís de negro, sino de blanco y conserváis ese vestido para entrar por la puerta estrecha! ¡Y no he venido en vano! He traído la luz al mundo y os he dejado muchas lámparas encendidas. Estad en paz con todos, perdonad; así viviréis el amor difícil que es el amor verdadero. ¡No matéis!

Haced vivir cada vida. Y recordad: ¡Lo que yo he unido en el Padre, ningún hombre lo podrá dividir! La vida humana es sagrada, así como el matrimonio.

He aquí mis lámparas encendidas: estas palabras se esparcirán por el mundo según mis designios, como si yo volviese al mundo, como entonces, y bajo las estrellas, con vosotros a mi alrededor. Yo confirmo cada verdad y, cuando vuelva glorioso, encontraré en el mundo muchas lámparas encendidas.

domingo, 23 de junio de 2013

¡Sean Valientes, vayan contra la corriente!!!!!

El Papa hizo esta exhortación durante el Angelus, al mediodía de Roma, desde el balcón pontificio y frente a una Plaza San Pedro colmada.
En medio de una ovación de todos los fieles presentes, alzó la voz para exhortar, especialmente a los jóvenes a rechazar los valores corruptos.
Fue la culminación de un mensaje que se inició con el recuerdo de los mártires del cristianismo: “En estos 2.000 años hubo una multitud de hombres y mujeres que han sacrificado la vida para permanecer fieles a Jesucristo y al Evangelio”, dijo Francisco y a continuación afirmó: “Hoy hay más mártires que en los primeros siglos del cristianismo, hoy en tantas partes del mundo hay muchos mártires que dan su vida por Cristo, que son llevados a la muerte por no renegar de Jesús”.
“Esta es nuestra Iglesia: hoy tenemos más mártires que en los primeros siglos”, insistió, subrayando un hecho que no suele estar demasiado presente en las primeras planas.
Luego se refirió a otro tipo de “martirio”, el martirio cotidiano “que no conlleva la muerte pero sí implica entregar la vida al cumplimiento del deber con amor, siguiendo la lógica de Jesús, la lógica del don, del sacrificio”. “Pensemos cuántos padres y madres actualmente ponen en práctica su fe, ofreciendo la propia vida por el bien de la familia, pensemos en cuántos sacerdotes, monjes y monjas desempeñan con generosidad su servicio para el Reino de Dios, cuántos jóvenes renuncian a su propio interés para dedicarse a los niños, a los discapacitados, a los ancianos”, ejemplificó.
“Estos también son mártires, mártires cotidianos, mártires de la cotidianeidad”, dijo.
Pero el mensaje papal iba, como suele suceder, más allá de los límites de la cristiandad: “Y luego hay tantas personas cristianas y no cristianas que pierden la propia vida por defender la verdad. Y Cristo ha dicho ‘yo soy la Verdad’, por lo tanto quien sirve a la verdad, sirve a Cristo”, señaló Francisco.
“Una de estas personas fue Juan el Bautista –recordó-, mañana 24 de junio es su fiesta. Juan fue elegido por Dios para preparar la llegada de Jesús y fue quien lo señaló al pueblo de Israel como el Mesías, el cordero de Dios que quita los pecados del mundo. Juan se consagró enteramente a Dios y a su enviado Jesús pero al final murió por causa de la verdad cuando denunció el adulterio del rey Herodes”.


“¡Cuántas personas pagan un caro precio por la verdad!, exclamó el Papa a continuación. ¡Cuántos hombres rectos prefieren ir contra la corriente con tal de no renegar de la voz de la conciencia, de la voz de la verdad!”
“Son personas rectas que no tienen miedo de ir contra la corriente, y nosotros tampoco debemos tener miedo. Hoy hay aquí muchos jóvenes, a ustedes les digo: ¡no tengan miedo de ir contra la corriente!”, arengó el Papa.
“Cuando les quieran robar la esperanza, cuando les propongan estos valores corruptos, hay que ir contra la corriente, debemos ir contra la corriente”, insistió.
Y, elevando el tono, mientras desde abajo se alzaba el ruido de los aplausos, pidió: “Y ustedes los jóvenes en primer lugar: ¡vayan contra la corriente y sientan orgullo de ir contra la corriente! ¡Adelante! ¡Sean valientes y vayan contra la corriente! ¡Y siéntanse orgullosos de hacerlo!”


martes, 18 de junio de 2013

El amor difícil...

Hay quien conoce la alegría del perdón, y también quienes conocen la alegría, poco sana, de la venganza. Rezar es también saber perdonar... Injusticias, ofensas recibidas, traiciones... Perdonar es vivir el amor más difícil, que es el amor que produce los méritos. Es fácil amar a quien os ama, es fácil amar a nuestros seres queridos.
Sin embargo, si sólo los amáis a ellos, no vivís el amor, sino el egoísmo.

Y, sin embargo, os pido el amor difícil, el que os produce méritos, como el que yo viví en la cruz ¡Padre perdónalos!. El perdonar es como el sufrimiento: una oración sublime. Unido al Padre, me gusta  escuchar vuestras oraciones, las más sublimes: el dolor aceptado, el saber perdonar, el no tener rencor, el no ser envidioso... Oraciones con sentimiento: coloquios silenciosos entre vuestra alma y mi escucha. Presento a mi Padre vuestros buenos sentimientos: “¡Padre, escúchalos!” Para llegar al Padre pasáis por mí, que fui hombre y he vivido el sufrimiento humano. En la cruz con mi sufrimiento he rezado por la humanidad entera. Y he cargado sobre mí todos los sufrimientos, también las lágrimas escondidas. ¡Perdonad! Perdonad cuando recibís un desaire, una injuria, una traición. Vosotros no sabéis por qué os han hecho mal los que os lo hacen. Tratad de comprenderlo para compadecerlos. Y además, ¿estáis ciertos de no ser responsable de lo que padecéis? ¡Rezar es también custodiar el alma ante mí! Os miráis dentro mientras abrís el alma ante mí. Y yo os miro dentro y en mí encontráis la paz, la fuerza, la confianza, porque sabéis que yo sé perdonar. La oración, en sus varias formas, es siempre abrir el alma ante mí, ante mi Madre, y también el coloquio silencioso, íntimo con los que amáis y os han precedido en el reino. Con ellos vivís los recuerdos en la espera de vivir otras horas maravillosas de vida en la verdad.  

domingo, 16 de junio de 2013

La puerta estrecha...

Es necesario entrar por la puerta estrecha...
¡Más allá de la puerta estrecha, es donde encontraréis la felicidad infinita!
La puerta es estrecha; el tiempo que se os ha dado para ganaros la vida, os llevará a entrar por esa puerta, si lo habéis empleado bien en la caridad y en el amor.
La felicidad está más allá de esta puerta y es una felicidad verdadera e infinita.
Al pasar la puerta, se os abrirá un mundo maravilloso: el mundo del espíritu. Encontraréis a quien habíais perdido temporalmente en la materia, encontraréis lo que habíais deseado y nunca habíais conseguido... Encontraréis la vida verdadera.
En la puerta estrecha quedaréis un instante, que no es instante, parados e incrédulos ante tal belleza...
Después, entraréis en aquel mundo, nuevo para vosotros, y tendréis sólo el recuerdo de los dolores y de los males de la tierra, para dar gracias a nuestro Padre, que  ha permitido que los hayáis padecido para la redención de la humanidad.
Vuestros dolores, vuestras oraciones.
Y entonces viviréis con la vida que viven los que, en vuestra espera, os han preparado todo lo que os podrá gustar. Más allá de la puerta estrecha...
El mundo en que viviréis es un mundo hecho para vosotros y, si no hubierais conocido en la tierra el dolor, no podríais gozar tanto de su esencia, no podríais confrontarlo. Sin embargo, también en la tierra hay horas felices, pero esta felicidad no es la misma que la que viviréis más allá de la puerta estrecha.
... Y encontraréis a quienes habíais perdido por ahora, encontraréis sus sonrisas, escucharéis sus voces...
Ésta es la felicidad más importante del paraíso: reunidos, reencontrados en la luz del Padre, en la armonía del amor universal.
¡La puerta estrecha! Es el símbolo del dolor, de la dificultad... Es la vida terrena... No es fácil el camino a la eternidad, la vida terrena no es fácil para todos, antes o después, en su propio tiempo, cada uno tiene sus pruebas, cada uno conoce el dolor...



¡La puerta estrecha!
Entraréis en ese mundo futuro que es, en verdad, el sentido y la meta de vuestro existir, porque en vosotros cada sentimiento será sublimado y tendréis mil y mil sentidos para gozar de cada sensación maravillosa.
Es un mundo real que os parecerá irreal: pero ¿cuál es la verdadera realidad? Es lo que no pasa...
Y vosotros sois reales, porque no pasáis, hoy existís para poder existir para siempre al haber superado aquella puerta.
Viviréis para existir eternamente como almas, el alma es vuestro yo, vuestro nuevo rostro de luz, vuestra personalidad...

Vuestro pasar por la tierra, sea largo o corto, es para llegar a aquella puerta, pasarla es vivir.

El verdadero rostro de Jesús


Esta imagen de Jesús apareció en el negativo de la fotografía que tomó un Sacerdote durante la guerra civil en España, a un copón que retiró de la Iglesia para impedir su profanación y lo ocultó en su casa. Posteriormente Gladys Herminia Quiroga de Motta, instrumento del Señor en las apariciones de la Virgen María aprobadas por Mons. Domingo Salvador Castagna, Obispo de San Nicolás de los Arroyos - Argentina, afirmó que éste es el auténtico retrato de Jesús tal como ella lo veía.

domingo, 9 de junio de 2013

Reflexiones del Papa Francisco

La Iglesia no es una ONG piadosa

“Podemos edificar muchas cosas, pero si no confesamos a Jesucristo, nos convertiremos en una ONG humanitaria, pero no en Iglesia, Esposa del Señor. La Iglesia no es una organización nacida de un acuerdo entre personas, sino la obra de Dios”

Una Iglesia pobre para los pobres

“San Francisco de Asís es el hombre que nos da este espíritu de paz, el hombre pobre… Ah, ¡cómo quisiera una Iglesia pobre y para los pobres! La pobreza se aprende con los humildes, los enfermos y con todos aquellos que están en las periferias existenciales de la vida. La pobreza teórica no nos sirve. La pobreza se aprende tocando la carne de Cristo pobre en los humildes, los pobres, los enfermos y los niños”.

El que no reza al Señor, reza al diablo

“Cuando no confesamos a Jesucristo me viene a la mente la frase de Léon Bloy: ‘El que no reza al Señor, reza al diablo’. Cuando no confesamos a Jesucristo, confesamos la mundanidad del diablo, la mundanidad del demonio”.

Que la Iglesia salga de las sacristías y los cristianos se vuelvan unos a otros

“Seguir, acompañar a Cristo, permanecer con Él exige salir. Salir de sí, de la tentación de encerrarse en los propios esquemas que acaban por cerrar el horizonte de la acción creativa de Dios. (…) Debemos movernos hacia nuestros hermanos y hermanas, y sobre todo hacia los que están más lejos, los que son olvidados, los que necesitan comprensión, consuelo, ayuda”

Dios nunca se cansa de perdonar

“El Señor no se cansa nunca de perdonar: ¡nunca! Somos nosotros quienes nos cansamos de pedirle perdón. Y pedimos la gracia de no cansarnos de pedir perdón, porque Él no se cansa nunca de perdonar”.

Por un Papa de servicio, no de poder

“No olvidemos que el verdadero poder es el servicio y que el Papa para ejercer el poder también debe entrar cada vez más en ese servicio que tiene su cumbre luminosa en la Cruz

Pastores con olor a oveja

“Hay curas tristes, y convertidos en coleccionistas de antigüedades o de novedades, en lugar de ser pastores con olor a oveja, en lugar de ser pastores en medio de su rebaño y pescadores de hombre; eso les pido: sean pastores con olor a oveja”

No se puede anunciar a Jesús con cara de funeral

“No sean nunca hombres y mujeres tristes: ¡un cristiano no puede estarlo nunca! ¡No se dejen ganar nunca por el desaliento! Quiero católicos felices. No se puede anunciar a Jesús con cara de funeral”

Una Iglesia que cuide la Creación

"Somos guardianes de la Creación, del designio de Dios inscripto en la naturaleza, guardianes del otro, del medioambiente. ¡La persona humana está en peligro: he aquí la urgencia de la ecología humana!”

Desperdiciar alimentos es robar

“En muchas partes del mundo, no obstante el hambre y la desnutrición, se desechan los alimentos. Cuando la comida se comparte de modo justo, nadie carece de lo necesario. Los alimentos que se tiran a la basura son alimentos que se roban de la mesa del pobre, del que tiene hambre”

Contra la cultura del descarte

“El egoísmo y la cultura del descarte han conducido a desechar a las personas más débiles y necesitadas”

Contra la cultura del bienestar

"No, no, no más de un hijo, porque no podemos tomar vacaciones, no podemos ir a tal sitio, no podemos comprar la casa’. Es bueno seguir al Señor, pero hasta cierto punto. Esto es lo que hace el bienestar: nos lleva hacia abajo, nos quita el coraje, aquel coraje fuerte para caminar cerca de Jesús”.

Contra la tiranía de los mercados y el culto al dinero

“El antiguo culto al becerro de oro ha encontrado una imagen nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de una economía, que no tiene rostro. Hoy no manda el hombre sino el dinero. ¡El dinero debe servir y no gobernar!”

Respeto a los no creyentes

“Considerando que muchos de ustedes no pertenecen a la Iglesia Católica, y otros no son creyentes, les doy de todo corazón esta bendición, en silencio, a cada uno de ustedes, respetando la conciencia de cada uno, pero sabiendo que todos son hijos de Dios. Que Dios los bendiga”. (A los periodistas acreditados en El Vaticano)

Los ateos también son salvos

“El Señor nos ha salvado a todos con su sangre, no solamente los católicos. ‘Pero Padre, ¿y los ateos?’ También ellos. ¡Todos! Esa sangre nos hace hijos de Dios de primera categoría. ‘Pero yo no creo, padre, ¡soy ateo!’ ¡Pero haces el bien y allí nos encontramos! Todos tenemos el deber de hacer el bien”.

La Iglesia no es una aduana

“Piensen en una joven madre, que va a la Iglesia: ‘quiero bautizar a mi niño’. Y le dicen: ‘No, no puedes porque no estás casada’. Esta joven, que tuvo el coraje de llevar adelante su embarazo y no devolvió su hijo al remitente, ¿qué encuentra? ¡Una puerta cerrada! ¡Esto aleja del Señor! Jesús se indigna cuando ve estas cosas. A menudo nos comportamos como controladores de fe y no como facilitadores. La Iglesia no es una aduana. Pidamos al Señor que todos aquellos que se acerquen a la Iglesia encuentren las puertas abiertas”.

Una Iglesia libre de ideologías

"Los ideólogos falsifican el Evangelio. Cualquier interpretación ideológica, venga de una parte o de otra, es una falsificación del Evangelio. Estos ideólogos -y lo hemos visto en la historia de la Iglesia- acaban por convertirse en intelectuales sin talento, éticos sin bondad. Y de belleza, ni hablemos, ya que no entienden nada".

Jesús, única puerta
“Jesús es la única puerta para entrar en el Reino de Dios; todos los otros senderos son engañosos, no son verdaderos, son falsos. […] La identidad cristiana es una pertenencia a la Iglesia… porque no es posible encontrar a Jesús fuera de la Iglesia”.

Que las monjas no sean “solteronas”

“La castidad es un carisma que amplía la libertad de la entrega a Dios y a los demás con la ternura, la misericordia y la cercanía de Cristo (…). Pero, por favor, una castidad fecunda, una castidad que genera hijos espirituales en la Iglesia. La consagrada es madre, tiene que ser madre y no solterona. Perdónenme si hablo así, pero es importante esta maternidad de la vida consagrada, esta fecundidad”.

La oración no es aburrida, la eternidad tampoco

“La oración que nos aburre está dentro de nosotros mismos como un pensamiento que va y viene; la oración en nombre de Jesús nos hace salir de nosotros mismos. […] La eternidad será esto: alabar a Dios. Pero no será aburrido, será bellísimo”.

La confesión no es una sesión de tortura ni una lavandería

“Jesús, en el confesionario, no es un producto de limpieza en seco. La posibilidad de avergonzarse es una verdadera virtud cristiana, e incluso humana. Bendita vergüenza (…). Así es como llegamos a ser conscientes del mal realizado (…) ¿Y si mañana hago lo mismo? Ir de nuevo.... Él siempre nos espera. El confesionario no es una sesión de tortura, sino el lugar donde Dios nos invita a experimentar Su ternura”.

Dios no es un aerosol

Dios es una persona concreta, no un Dios difuso, un Dios spray, que está un poco por doquier, pero no se sabe qué es”.

La Iglesia no es una niñera

“Si anunciamos el cambio la Iglesia se convierte en una Iglesia madre que genera hijos, para que nosotros, hijos de la Iglesia, llevemos (el Espíritu Santo). Pero cuando no lo hacemos, la Iglesia se convierte no en madre, sino en Iglesia baby-sitter, que cuida al niño para hacerlo dormir. Es una Iglesia adormecida".

Pecadores sí, corruptos no

“El problema no es ser pecadores, sino no arrepentirse del pecado, no tener vergüenza de lo que hemos hecho. Pese a que Pedro era pecador, Jesús mantuvo su promesa de edificar sobre él su Iglesia. Pedro era pecador, pero no corrupto. Pecadores, sí, todos: corruptos, no”.

Que los cristianos trabajen en política

“Los cristianos no podemos lavarnos las manos, debemos meternos en política porque la política es una de las formas más altas de la caridad ya que busca el bien común. Los cristianos deben trabajar en política. La política es sucia, se dice. Pero ¿por qué? ¿Será porque los cristianos no se han metido en política con espíritu evangélico?”


martes, 4 de junio de 2013

Si Dios existiera no habría sufrimiento ni tanto dolor...

Un hombre fue a una peluquería a cortarse el cabello y recortarse la barba, como es costumbre. En estos casos entabló una amena conversación con la persona que le atendía. Hablaban de tantas cosas y tocaron muchos temas, de pronto tocaron el tema de Dios, el peluquero dijo:
- Fíjese caballero que yo no creo que Dios exista, como usted dice.
- Pero, ¿por qué dice usted eso? – preguntó el cliente.
- Pues es muy fácil, basta con salir a la calle para darse cuenta de que Dios no existe, o dígame, acaso si Dios existiera, habrían tantos enfermos, habría niños abandonados, si Dios existiera no habría sufrimiento ni tanto dolor para la humanidad, yo no puedo pensar que exista un Dios que permita todas estas cosas. El cliente se quedó pensando un momento, pero no quiso responder para evitar una discusión. El peluquero terminó su trabajo y el cliente salió del negocio.
Recién abandonaba la peluquería cuando vio en la calle a un hombre con la barba y el cabello largo, al parecer hacia mucho tiempo que no se lo cortaba y se veía muy desarreglado. Entonces entró de nuevo a la peluquería y le dijo al peluquero.
- ¿Sabe una cosa? los peluqueros no existen
- ¿Cómo que no existen? preguntó el peluquero
- Si aquí estoy yo y soy peluquero.
- No! Dijo el cliente, no existen porque si existieran no habría personas con el pelo y la barba tan larga como la de ese hombre que va por la calle.
- Ahh, los peluqueros si existen, lo que pasa es que esas personas no vienen hacia mí.
- Exacto! Dijo el cliente ese es el punto, Dios sí existe lo que pasa es que las personas no van hacia él y no le buscan, por eso hay tanto dolor y miseria.