¡Mis criaturas!
Creced espiritualmente, en cada instante de vuestra vida temporal tratad de mejorar.
Si vosotros trabajáis en mi viña ¡trabajáis para Mí, vuestro Rabí!
Y cada trabajo realizado para Mí adquiere valor para vuestro espíritu: ¡riqueza verdadera!
Si trabajáis también en el bien, pero para vosotros mismos, vuestras buenas obras tienen menos valor.
¡ No pongáis un remiendo en vestido viejo y gastado!
¡El vestido, o sea, vuestra alma, debe ser renovada por completo a fin de que pueda trabajar para Mí!
Y, cuando dais por amor a Mí vuestra caridad es mi caridad, ¡y vosotros reencontraréis esta caridad dada en Mí, multiplicada en el Cielo, como riqueza para vuestro espíritu!
Un día, en aquel tiempo, mientras mirábamos las aguas claras frente al lago, Andrés me preguntó:
"Rabboni, ¿está bien dar a un desconocido lo que para nosotros cuesta un sacrificio dar?"
"Andrés, no hay que mirar quién o cómo es aquél que te pide la caridad!
Yo lo miro, pero observo sobre todo su alma en ese momento, y ¡aunque tú dieras a quien no lo merece y te engaña, Me darías Igualmente a Mí! ¡Yo miro, Yo en el Padre y unido al Padre juzgo! ¡Tú da! Cada acto de caridad realizado con sacrificio es un regalo para Mí, un gran regalo para el Padre de los Cielos!".
¡El lago estaba casi azul: Andrés estaba feliz por esta respuesta, feliz de que cada acto de caridad nunca pudiera perderse!
También vosotros, los de este tiempo en que Yo, el Rabí, os hablo nuevamente, estad siempre contentos por lo que dais con vuestro espíritu renovado en el amor por Mí.
Lo que dais a los hermanos en obras, buenas palabras, paciencia, cosas materiales, siempre es un regalo que me hacéis a Mí, y de esto ahora os doy las gracias y en el Cielo os preparo vuestras obras de caridad multiplicadas, como tesoros que allá encontraréis.
Os agradezco cada gesto realizado en mi nombre, cada gesto de amor, que vale mucho más que ese mismo gesto realizado sin pensar en Mí.
Con el alma renovada es como comprendéis mejor el amor, así es como dais con alegría, con el alma renovada no os pesa el sacrificio.
"Andrés, cada vez que realices un acto de amor en Mi nombre, Mi sonrisa para ti te resultará más llena de amor!"
"Rabboni, tú me enseñas y nos enseñas... luego, más adelante, ¿comprenderán otros también y serán caritativos?"
"Andrés, el amor no puede morir, y en el tiempo siempre existirá el amor, ¡habrá muchos buenos y caritativos! Y habrá de los otros: los egoístas, aquellos que no sabrán dar: los pobres vestidos viejos y raídos que no tendrán ningún remiendo.
Muchos rogarán por sus almas, ¡sus vestidos! ¡El bien oscurece al mal y así será siempre mientras exista la tierra y existan los hombres!"
"Rabboni, y si yo ruego por aquellos a quienes tú llamas “vestidos viejos”, ¿consigo para ellos un remiendo que no se desprenda?"
"¡Andrés, quien ruega con fe y pureza de espíritu por el bien de los demás, lo obtiene!"
¡Y por la plegaria de los buenos, de los Santos, de los justos, muchos vestidos serán renovados!"
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