Muchos de vosotros sois Mis
"canales". Os he escogido desde la Cruz , sabiendo qué habría de ver en vuestro
interior en el momento en que deberíais comenzar vuestra obra.
Feliz el hombre que, al final de su camino
puede decir que ha salvado aunque fuere ¡una sola criatura! ¡Que la ha llevado
hasta Mí!
Vosotros, pequeños caminos trazados por
Nosotros para llevar Nuestra Luz, criaturas elegidas siempre entre las más
silenciosas y humildes, criaturas de alma blanca, vosotros sois Mis senderos
umbríos, ¡pequeños caminos por donde paso Yo para manifestarme a través de
vosotros!
Os conozco bien y os dejo hacer, os dejo
vuestros pensamientos humanos y vuestras rebeldías.
¡Lo que cuenta en vosotros es otra cosa,
otra cosa bien diferente!
¡Yo sé lo que es, y por eso paso a través de
vosotros! No todas las Criaturas tienen la Fe.
Hoy quiero hablar de estas criaturas.
Vosotros sabéis que la Fe
es un don, una gracia.
Y quien no posee este don, esta gracia, a
menudo es mejor que muchos que en Fe obran por temor.
Mirad, por esto existís vosotros, pequeños
caminos, para dar auxilio espiritual a esas criaturas que no Me buscan, que no
saben buscarme, ¡pero que si Me pudieran conocer, Me amarían!
¡Criaturas que amo y no quiero perder!
Así las confío a vosotros que, justamente
por vuestro modo de ser y de vivir, seréis más creídos.
Antes que a vosotros, Mis pequeños y ocultos
senderos por donde Yo transito, las confío a los seres felices que viven ya la
vida verdadera, los espíritus puros elegidos, quienes, después de haberles
buscado por los caminos más misteriosos, las envían hacia vosotros y vosotros
acoged siempre a quien os pide ayuda espiritual, sólo para el alma!
Las cosas materiales nos corresponde
distribuirlas a Nosotros Trinidad, según Nuestro determinado designio. Todo
sucede por Nuestro preciso designio, los días del hombre, sus vicisitudes y su
historia.
Todo encuentro entre los hombres también es
un estricto designio Nuestro.
Os veo a todos, Mis criaturas escogidas, con
el alma abierta para que Yo pueda penetrar en ellas.
Me habéis sabido recibir y Yo os recibiré
después, cuando seáis, del mismo modo que lo hacéis ahora Conmigo.
En verdad os digo que, confiados en Mí,
obraréis cada vez más en el bien y vuestras almas subirán cada vez más a lo
alto, ya desde la tierra, para finalmente arribar primero hasta Mí, el Padre y
el Espíritu de Amor, y a todos vuestros seres queridos, ya que la soledad no es
del Cielo, sino del mundo.
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