¡Mis criaturas!
¡Quien cree en Mí vivirá eternamente!
Y tú crees en Mí porque eres sencillo, y tu fe en Mí es confianza y
amor.
Tú crees en Mí porque eres instruido, has estudiado las ciencias del
Cielo, o sea las Sagradas Escrituras y, mediante tu inteligencia y tu capacidad
de razonar, la fe ha llegado a ser certeza en ti: has comprendido que la única
Verdad permanece viva a través de los siglos y viene desde siempre y para
siempre. Tú has comprendido que Mi venida a la tierra es El Acontecimiento y que Yo, tu Rabboni, vine como hombre DIOS
también por ti y solamente por ti.
Tú crees que Yo soy Aquel que
soy, la segunda persona de la
Trinidad , hijo del hombre, resucitado como DIOS, porque tú
crees sin plantearte dudas, crees porque tu alma Me siente. No se podría creer
si no se poseyera un alma sensible...
Tú crees en Mí y sabes que
Mi vida no fue una leyenda sino una realidad, y los milagros, la Pasión y la Resurrección 6n han sido
realidades históricas.
Tú, al ver las impresiones
de Mi cuerpo martirizado has sentido dolor por Mis sufrimientos: crees en Mí,
sabes amarme...
Tú crees en Mí por pura fe.
Tú, por haberla conquistado, y tú, crees en Mí a través del milagro.
Almas queridas... creéis en
Mí, no estáis solos, estoy con vosotros para sosteneros en las horas de
aflicción...
Vosotros sabéis que en
cualquier momento de vuestra jornada Me podéis hablar, y que Yo os escucho...
Vosotros sabéis que Mis
pensamientos no son los vuestros, pero Yo os conozco y sé cómo sois, ¡y Mis
pensamientos hacia vosotros son de amor por vosotros!
Vosotros sabéis que no os ha
sido dado a comprender todo; ¿qué clase de fe sería la vuestra si todo os
resultara claro?
Tú crees en Mí ya que, en
las horas de más profundo dolor, Me manifesté a ti, que no estabas seguro de
una vida futura en la gloria y creías perdido para siempre lo que habías
perdido; Yo, tu Jesús, Me manifesté a ti para repetirte toda Verdad ya dicha y que
tú no conocías. Tu dolor estaba en el designio, porque estaba en el designio
manifestarme a ti.
¡Y ahora crees en Mí,
caminas Conmigo y Conmigo llevas la esperanza a los hermanos!
¿Ves cómo es dulce y claro
todo esto para ti?
Tú eres un apóstol Mío, uno
de Mis discípulos; llevas Mi verdad al mundo y Me llamas sobre el altar, y
muchas veces tienes miedo y sientes la soledad. Piensa: Yo estoy contigo y Me
intereso por ti, no debes pensar en eso que te preocupa: aquí estoy Yo, a quien
amas verdaderamente; Sé cuánto Me amas. Has dejado todo por Mí: una vida llena
de promesas a cambio de un sayo...
Amo a los que abandonan una
vida llena de promesas por Mí, y eligen una vida difícil; ellos no están entre
los que Me siguen dejando pocas cosas, o Me siguen sin abandonar nada. Si Me
siguen de verdad, no tengo en cuenta lo que han dejado o no, pero quien ha
elegido la vida más bella y difícil debe recorrerla toda.
Tú crees en Mí, fuiste
consolado cuando tu alma sollozaba y comenzaste a conocerme a través de un milagro;
ahora Me amas de verdad y comprendes que las llagas de tu corazón serán tus
bienes futuros. ¡Ahora ves la realidad!
Yo, tu Rabí, soy la
realidad, Yo soy la Verdad
y el camino que conduce a Mi reino, el tuyo.
Yo estoy en el corazón de
todos pero muchos no Me sienten; otros creen que soy un hombre más de la
historia. Ningún hombre ha resucitado... Ningún hombre ha tomado sobre sí los
pecados del mundo, nadie ha tenido una madre como la Mía.. .
¡Ningún hombre ha dejado tan
enorme herencia de amor! Ninguno ha hecho hablar tanto de sí. .
Hay algunos que Me reconocen
perfecto, pero solamente hombre. Si hubiera sido hombre perfecto ¿podría mentir
fingiéndome Aquel que soy?
¡Existen otros que dicen
que, si soy Dios, podría hacer milagros hoy en día, y en el futuro! ¿Qué saben
ellos de Mis milagros?
No todos han quedado
escritos, y aún ahora, en este tiempo y en todo tiempo, han ocurrido milagros.
Muchos visibles, muchos; ¡los más importantes, en los espíritus!
A ti, que crees en Mí por
pura fe, en verdad te digo: felices los pequeños... tú crees en Mí de manera
total, confiando en Mí. ¡Tu fe será premiada, así como la fe de cada uno, aun
cuando esta fuerza que es la fe, es un regalo!
Ciertamente es un regalo y
una conquista. Es un don para el que está en gracia, y la gracia también es una
conquista.
Tú crees en Mí porque has
experimentado el desgarramiento del alma y has tenido la prueba tangible de Mi
existencia: te he tendido los brazos, que tú has aferrado para no dejarlos más.
Mis manos te sostienen, te ayudo a pasar por el mundo...
¿Y vosotros? Vosotros no
creéis en Mí... Sois estériles, no vivís en la serenidad como vuestros hermanos
que confían en Mí. Yo he venido para curar vuestras almas.
Vosotros no creéis en Mí
porque sois soberbios, estáis llenos de la ciencia de la tierra, vuestros
intereses están en la tierra.
Os contemplo con amor y veo
cuán débiles sois...
Venid conmigo, no tendréis
más temores ni daréis importancia a las cosas por las que vivís ahora; no
podéis llevarlas con vosotros. Dad a las cosas su valor adecuado. Y sabedlo: la
vida del hombre no termina en la tierra, ¡preparaos la verdadera vida!
Apresuraos a cambiar, no
sabéis cuánto tiempo os queda...
Teméis que vuestro tiempo
sea breve... y entonces os afanáis...
Los hermanos que creen en Mí
no temen nada, saben que más allá del tiempo está la vida, y viven para después
vivir.
Por eso son pobres de
espíritu.
Ellos saben que las cosas
del mundo pasan mientras que Yo no pasaré, ni Mi Palabra...
Ellos saben que Yo soy Aquel
que soy, la segunda persona de la
Trinidad ; saben que la Trinidad es un misterio maravilloso, saben todo
de Mí, saben el amor que tengo por vosotros y por ellos.
¿Y vosotros? ¡Escuchadlos!
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