¡Mis criaturas!
Cuando hacéis la caridad, o bien
una limosna, tratad de que lo sepan solamente los beneficiados, y si es posible
buscad quedar ignorados hasta para ellos.
No sepa vuestra mano derecha lo que
hace la izquierda, y así que la izquierda no sepa lo que hace la derecha.
Si hiciereis el bien ocultamente
este bien tendrá mucho más valor. ¡Lo que importa es el juicio de DIOS, no el
de los hombres! Y también cuando rezáis hacedlo veladamente, Yo, en el Padre,
escucho vuestros sentimientos, los acogemos y os damos fuerza para amar al
mundo.
Demostrad la fe para servir de
ejemplo y para testimoniar mi Verdad, y entonces sin temor del juicio de los hombres
pero con amor a Mí, entonces Yo os haré instrumentos y mi Espíritu os iluminará.
La limosna es caridad si se hace a
escondidas, si se hace para mostrarse benévolos y tener reconocimiento, ya no
es ya caridad. Del mismo modo, la oración mostrada al mundo para que se sepa
que sabéis orar ya no es oración sino alboroto.
Es a Mí a quien debéis demostrar
que sabéis orar: en el silencio del alma en coloquio Conmigo, entonces el alma
me siente, porque Yo vuestro Jesús respondo, respondo a vuestra alma ¡Nunca
seáis hipócritas! Solamente a los hombres podréis engañar Yo os conozco, os
estoy mirando y os reclamaré por aquello que hayáis hecho pensando en engañar
al prójimo ¡Mostraos siempre tal como sois! Y sed límpidos como agua de arroyo,
¡el sol brilla y hace resplandecer el agua límpida!
Cuando sufrís, sabed hacerlo en silencio
y tratad de no hacer pesar vuestro sufrimiento sobre el prójimo, que ya tiene
el suyo.
Cuando os sacrifiquéis hacedlo con
alegría y sed serenos también en el sacrificio. ¡Yo veo vuestro dolor sufrido y
ofrecido! Y os lo recompensaré.
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