viernes, 4 de mayo de 2012

¡Nunca os abandonaré, estaré con vosotros hasta el fin de los tiempos!


¡Mis criaturas!
¡Os he dicho: Estaré siempre con vosotros! ¡Hasta el final de los tiempos!
¡Y al final de los tiempos, cuando descienda glorioso, vosotros Me reconoceréis, porque desde el comienzo del final de los tiempos, y antes, y en todo tiempo, Me he dado a conocer a fin de que Yo, Jesús, al daros el conocimiento de Mí, pudiera daros así el amor por Mí, porque en verdad os digo que quien Me conoce no puede dejar de amarme!

¡Yo soy el amor venido a traer la luz del amor!
Y vosotros que pasáis por la tierra mirad allí, allí está Mi luz, y así vuestra esperanza.
Evangelizo a través de Mis instrumentos: ellos estaban en el designio, y por vosotros y para vosotros, a fin de que si todavía no lo sabéis, sepáis que el amor por la humanidad es tan grande en el Padre, en Mí y en Nuestro Espíritu, que todo medio está en el designio para salvaros!
¡Y hacia el final de los tiempos, al comienzo del fin de los tiempos Me hago conocer, se hará notorio Mi rostro (esa imagen que ha permanecido en los tiempos, impresa por un rayo de luz divina), serán conocidas Mis Palabras, porque todo lo del mundo pasa, jamás Mis Palabras!
¡Y vosotros ya Me conocéis, otros de entre vosotros serán instrumentos, otros así Me conocerán!
Mis instrumentos son escogidos para hacer conocer la Verdad: Yo, Jesús, el DIOS Hombre, el Hombre–DIOS, la Verdad, la luz del mundo!
Al final de los tiempos vendré en Mi gloria.
¡Estad preparados, nadie sabe cuándo será, pero podría ser mientras vosotros no estáis pensando en Mi Verdad sino en las cosas vanas de la materia!
Sabía: soy DIOS, que la materia había de ahogar al espíritu, y entonces, observad: ¡Yo, unido al Padre, suscito al Espíritu, a Nuestro Espíritu!
Y suscitando Nuestro Espíritu donde Nosotros sabemos, donde Nosotros queremos, enviamos la Palabra antigua, eterna, nueva, a fin de que todos estén listos para cuando Yo venga en la gloria a juzgar a los vivos y a los muertos.
Los vivos: ¡los buenos, vivos en el espíritu ya que vivirán en Mí!
Los muertos: los que no viven porque no Me respiran, los que no Me han querido reconocer ni seguir.
¡No todo ha sido dado a conocer!
Criaturas, si fuerais tan sabios como para conocer todas las cosas, ¿qué mérito tendría vuestra fe en Mi juicio?
Sin embargo, y por amor, os revelo mucho puesto que los tiempos de las promesas están próximos.
¡Criaturas Mías, poneos a la escucha, hablaré a muchos, podría ser a ti también, o a ti que no crees en Mí!
Creerás en Mí tú, que ahora dices que he sido un hombre como otros en la historia.
Yo espero que tú creas en Mi, ya que sé que creerás en Mí, y entonces te hablaré.
Y tú que juzgas y rechazas a los que no te parecen dignos, ¿cómo puedes decirlo, cómo puedes rehusar a los hermanos?
¡Yo sé quién es digno, no tú!
¡Y tú que te prodigas incansablemente ya que el ímpetu de tu alma te alivia la fatiga! Y tú que Me rezas para adorarme, y tú que lo haces siempre y solamente para pedir... Cuán distintos sois los unos de los otros!
¡Sin embargo, Mis criaturas, sin embargo Mis suspiros! Yo os comprendo; comprendo vuestros gestos y el porqué de vuestros actos: conozco vuestros pensamientos...
En Getsemaní ya estabais Conmigo, la historia de la tierra es larga y breve y estáis todavía Conmigo, y Yo con vosotros, porque mantengo toda promesa y os he dicho:
¡Nunca os abandonaré, estaré con vosotros hasta el fin de los tiempos!

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