¡Seréis como ángeles en los cielos!
Ciertamente, porque puros o purificados, pero también los ángeles tienen
sentimientos, y viviréis vuestros sentimientos y os amaréis como os aman, pero
sin el peso de la materia.
Si os he dado criaturas para amarlas en
la tierra, ¿podréis olvidarlas, o no encontrarlas, en los cielos?
Seréis como ángeles, los ángeles aman.
Los custodios tienen gran amor a aquellos a quienes custodian; los ángeles,
protectores de una casa, aman aquella casa, como los ángeles de las ciudades y
de las naciones...
Sin embargo, el amor más grande de los
custodios es para quienes les han sido confiados. Un amor angélico, libre de
egoísmo; ¡pues así será vuestro amor, cuando seáis como ángeles! Será
espiritual y grande será para vosotros la felicidad, cuando vuestro espíritu se
pueda compenetrar con el espíritu de otra persona para captar y gozar todo el
amor que haya para vosotros.
¡Esto es, entonces, un matrimonio
celestial! El amor no tiene fin y en vosotros vivirá siempre el amor filial, el
amor materno, paterno y el amor ideal entre esposo y esposa.
¡Seréis una sola carne! Y, después, para siempre, un solo
espíritu. Y viviréis como ángeles, en los cielos, con el corazón que habéis
tenido en la tierra.
Quien lee mis palabras
de ahora y las mantiene en el corazón, está en mi designio, que es el designio
del Padre.
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