¡Mis criaturas!
¡Aquellos que quieren una señal para creer son los que, si tuvieran tal
señal, no la sabrían reconocer como tal!
Sin embargo, por un acto de misericordia, en cada tiempo se han enviado
señales, y muchos no las han sabido reconocer y las han visto mirando a la
tierra, no al Cielo, y buscando explicaciones humanas.
Estas generaciones perversas, que por ver y tocar pierden el sentido de la Verdad , buscando y a veces
encontrando pero no donde deben buscar, tendrán un sufrimiento que provendrá
precisamente de su alma ansiosa de la
Verdad , que nunca sabrán ver por su soberbia.
Yo, vuestro Rabí, os he traído la Verdad , y muchos de vosotros no la han buscado en
Mí. Mi amor es tan grande que envío, en cada tiempo, los signos para ese
tiempo.
Obrando así os tiendo los brazos, y si vosotros no aferráis Mis brazos
es solamente porque no lo queréis hacer.
En aquel tiempo Bartolomé me preguntó, un anochecer después del ocaso (y
vuelvo a ver aquella tarde y la primera estrella):
"Rabboni, me pregunto por qué muchos no te reconocen. Sin embargo
está claro que tú dices solamente la verdad, las más altas verdades".
"Bartolomé, en cada tiempo daré, en el Padre y en el Espíritu,
signos para ese tiempo, y me serviré de los pequeños, de las almas escondidas,
me serviré de todo instrumento ¡por un acto de amor hacia aquellos que desean
ver para creer!
"Recuerda, Bartolomé, que he dicho y diré: bienaventurados aquellos
que creen sin querer ver algo más... Y los hombres a menudo no creen si no
ven...
Por eso, en cada tiempo hay uno o más signos, por un acto de amor y de
comprensión: por un acto de misericordia.
"Y a pesar de eso, ¡otra vez ellos, los que quieren ver todo, tocar
todo, no quedarán convencidos todavía! No ha fallado mi hablar, son ellos los
fracasados de espíritu Yo he hablado a todos, hablo para todos, a vosotros y a
aquellos que vendrán más adelante.
"Muchos Me escucharán, muchos creerán, muchos Me seguirán. Vosotros
id y hablad a los hermanos: ¡sed Mis
signos!
"Si algunos no os quieren escuchar, repetidles tres veces vuestras
palabras, que son las Mías, después marchad hacia quien os escuchará, ya que es
grande la sed por conocer en el justo, que desea conocerme para amarme mejor; y
aquellos que no escuchan, porque temen tener que cambiar su injusto modo de
obrar, no ven los signos de los tiempos y, si los ven, buscan cómo dar una
explicación distinta de lo que ven, para no cambiar, para no tener que servir a
un solo patrón.
"Para ellos la
Misericordia es grande, no obstante, no la aceptan y se
pierden.
"¡Bienaventurados los puros de corazón, bienaventurados aquellos
que creen sin ponerse otros desasosiegos!
"Ves, Bartolomé, la fe también está hecha de misterio, ya que para
el hombre es un misterio comprender toda la grandeza de DIOS; pero son los
misterios de la fe, las cosas que hacen que ésta tenga mérito, y menos mérito
tienen aquellos que para creer quieren ver y tocar, aunque después creerán.
"A ellos les hago un regalo, exhibiendo un milagro; dándoles otras
pruebas de la existencia de un DIOS viviente... un regalo que si ellos lo
aceptan y agradecen ya es una gracia y una conquista para sus almas, y si no lo
aceptan: he ahí su libertad encaminada hacia el mal; de ese modo se van alejando,
y para ellos todo signo en su tiempo será inútil".
"Rabí, he comprendido y te agradezco por estas palabras, que me han
hecho comprender ¡cuánto das de ti mismo a los hermanos!"
"Bartolomé, vendrá un día en que no daré de Mí mismo, sino que me daré a Mí mismo para la salvación de la
humanidad".
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