domingo, 30 de diciembre de 2012

Palabras de Jesús a Guliana Crescio, quien escribió los dictados de Jesús entre 1972 y 1994...



Se hace tarde en el mundo. Vuestro mundo, pero después resplandecerá el sol de la mañana. En el Padre tenía que realizar un proyecto de paz, los primeros hombres no cumplieron nuestra voluntad: Eva pecó...
Adán la siguió, Caín mató a Abel...
Todo es verdad, pero simbólico. Después de mi venida, se realizará aquel proyecto: la humanidad pura y feliz en un mundo que no será ya de materia sino de cielo. Te he elegido para que  anuncies esto a la pequeña grey y, después, al mundo. Quien no cree en ti no cree en mí, por la soberbia, envidia o mala fe. No temas, las luminosas sombras de luz que están a tu lado son para protegerte. Escribe siempre lo que sientas, sin hacer preguntas. Te he escogido para escribir.
Y cuando tu tiempo acabe, pensaré en hacer conocer nuestros escritos. Son para ahora y especialmente para después...
Cuando el mundo esté aún más oscuro.       
Ahora se hace tarde, pero vendrá la noche.

lunes, 24 de diciembre de 2012

Felíz Navidad para todos!!!


Nace el Niño Jesús...
renace la fe y la esperanza!!!


Felicidades para todos!!!!

Jesús te espera...

jueves, 20 de diciembre de 2012

miércoles, 12 de diciembre de 2012

¿SUFRES? ¿REQUIERES CONSUELO?

 Escucha a Jesús y platica con Él 

No es menester, hijo mío, saber mucho para agradarme; basta que me ames con fervor. Háblame sencillamente, como hablarías al más íntimo de tus amigos, o a tu madre, o a tu hermano.

¿Necesitas hacerme en favor de alguien una súplica cualquiera? Dime su nombre, bien sea el de tus padres, bien el de tus hermanos y amigos: dime al punto qué quisieras hiciese actualmente por ellos. Pide mucho, mucho; no vaciles en pedir; me gustan los corazones generosos, que llegan a olvidarse en cierto modo de sí mismos para atender a las necesidades ajenas. Háblame con sencillez, con llaneza, de los pobres a quienes quisieras consolar, de los enfermos a quienes ves padecer, de los extraviados que anhelas volver al buen camino, de los amigos ausentes que quisieras ver otra vez a tu lado. Dime por todos una palabra de amigo, entrañable y fervorosa. Recuérdame que prometí escuchar toda súplica salida del corazón, ¿y no ha de salir del corazón el ruego que me dirijas por aquellos que tu corazón ama especialmente?

Y para ti ¿no necesitas alguna gracia? Hazme, si quieres, una lista de tus necesidades y léela en mi presencia.

Dime francamente que sientes soberbia, amor a la sensualidad y al regalo; que eres tal vez, egoísta, inconsciente, negligente..., y pídeme luego que venga en ayuda de los esfuerzos, pocos o muchos, que haces para sacudir de encima de ti tales miserias.

No te avergüences, ¡pobre alma! ¡Hay en el cielo tantos justos, tantos santos de primer orden, que tuvieron esos mismos defectos! Pero rogaron con humildad..., y poco a poco se vieron libres de ellos.

Ni menos vaciles en pedirme bienes espirituales y corporales: salud, memoria, éxito feliz en tus trabajos, negocios o estudios; todo eso puedo darlo, y lo doy, y deseo que me lo pidas en cuanto no se oponga, antes favorezca y ayude a tu santificación. Por hoy, ¿qué necesitas? ¿Qué puedo hacer en tu bien? ¡Si supieras los deseos que tengo de favorecerte! ¿Traes ahora mismo entre manos algún proyecto? Cuéntamelo todo minuciosamente. ¿Qué te preocupa? ¿Qué piensas? ¿Qué deseas? ¿Qué quieres haga por tu hermano, hermana, por tu amigo, por tu superior? ¿Qué desearías hacer por ellos?


¿Y por mí? ¿No sientes deseos de mi gloria? ¿No quisieras poder hacer algún bien a tus prójimos, a tus amigos, a quienes amas mucho y que viven quizá olvidados de mí? Dime qué cosa solicita hoy particularmente tu atención, qué anhelas más vivamente y con qué medios cuentas para conseguirlo. Dime si te sale mal tu empresa, y Yo te diré las causas del mal éxito. ¿No quisieras que me interesase algo en tu favor? Hijo mío, soy dueño de los corazones, y dulcemente los llevo, sin perjuicio de su libertad, adonde me place.

¿Sientes acaso tristeza o mal humor? Cuéntame, cuéntame, alma desconsolada, tus tristezas con todos sus pormenores. ¿Quién te hirió? ¿Quién lastimó tu amor propio? ¿Quién te ha despreciado? Acércate a mi Corazón, que tiene bálsamo eficaz para curar todas esas heridas del tuyo. Cuéntamelo todo, y acabarás en breve por decirme que, a semejanza de Mí, todo lo perdonas, todo lo olvidas, y en pago recibirás mi consoladora bendición.

¿Temes por ventura? ¿Sientes en tu alma aquellas vagas melancolías que, no por ser infundadas, dejan de ser desgarradoras? Échate en brazos de mi Providencia. Contigo estoy; aquí, a tu lado me tienes; todo lo veo, todo lo oigo, ni un momento te desamparo.

¿Sientes desvío de parte de personas que antes te quisieron bien, y ahora, olvidadas, se alejan de ti sin que les hayas dado el menor motivo? Ruega por ellas, y yo las volveré a tu lado, si no han de ser obstáculo a tu santificación.

¿Y no tienes tal vez alguna alegría que comunicarme? ¿Por qué no me haces partícipe de ella a fuer de buen amigo?

Cuéntame lo que desde ayer, desde la última visita que me hiciste, ha consolado y hecho como sonreír tu corazón. Quizá has tenido agradables sorpresas, quizá viste disipados negros recelos, quizá recibiste faustas noticias, alguna carta o muestra de cariño; has vencido alguna dificultad o salido de algún lance apurado. Obra mía es todo esto, y Yo te lo he proporcionado: ¿por qué no has de manifestarme por ello tu gratitud y decirme sencillamente, como hijo a su padre: ¡Gracias, Padre mío, gracias! El agradecimiento trae consigo nuevos beneficios, porque al bienhechor le agrada verse correspondido.

¿Tampoco tienes alguna promesa que hacerme? Leo, ya lo sabes, en el fondo de tu corazón. A los hombres se les engaña fácilmente, a Dios no; háblame, pues, con toda sinceridad. ¿Tienes firme resolución de no exponerte ya más a la ocasión aquella de pecado? ¿De privarte de aquel objeto que te dañó? ¿De no leer más aquel libro que avivo tu imaginación? ¿De no tratar más a la persona que turbó la paz de tu alma? ¿Volverás a ser dulce, amable y condescendiente con aquella otra a quien, por haberte faltado, has mirado como enemiga?

Ahora bien, hijo mío: vuelve a tus ocupaciones habituales; al taller, a la familia, al estudio...; pero no olvides los quince minutos de grata conversación que hemos tenido aquí los dos, en la soledad del santuario. Guarda en cuanto puedas silencio, modestia, recogimiento, resignación, caridad con el prójimo. Ama a mi Madre, que lo es también tuya, y vuelve otra vez mañana con el corazón más amoroso, más entregado a mi servicio. En mi Corazón hallarás cada día nuevo amor, nuevos beneficios, consuelos nuevos.

(Se recomienda leer esto, preferentemente, ante el sagrario o cuando tenemos necesidad de platicar con Cristo nuestras preocupaciones y penas. Este escrito es conocido como "Quince minutos con Jesús sacramentado").

lunes, 10 de diciembre de 2012

"Si no os convertís y no volvéis a ser como niños, no entraréis en el Reino de los Cielos". (Mt 18, 3)

¡Criaturas Mías!
Vosotros que todavía no conocéis Mi Verdad, sin embargo la buscáis ya que vuestro espíritu tiene hambre y sed de Mi, Jesús, que soy la Verdad, ¡escuchadme y escuchadme con fe, no como si estuvieres escuchando bellas palabras que luego se pierden, escuchadme!
Soy Yo quien os hablo a través de un humilde camino Mío, soy Yo, vuestro Jesús, Aquel que también por vosotros, por cada uno de vosotros a quienes conozco desde siempre ha padecido, ha muerto, ha resucitado. ¡Por cada uno de vosotros, puesto que Yo conozco todo de cada uno, en cada hora, en cada instante pasado, presente y futuro!

¡Yo no estoy en el tiempo! Lo estuve en aquella época en que traje el amor al mundo.
Muchos han comprendido, por muchos he venido, puesto que no todos Me han seguido.
Sin embargo, Mis almas, criaturas que estáis peregrinando por la tierra con cargas, dolores, afanes y preocupaciones... sabed que todo lo que os es dado, en el dolor y en la alegría, es pasajero y para probaros.
Después de la prueba, la alegría plena, esa que no tendrá fin en Mi Reino, eso que en aquel tiempo y en todo tiempo os he prometido.
 Soportad vuestras cargas, en aquel tiempo me fueron útiles, Me aliviaron aquel dolor que Yo, el hombre–DIOS , he ofrecido a todos vosotros para vuestra salvación.
Yo, Jesús, sufrí en el tiempo, también vosotros sufrid en el tiempo (porque no existe vida humana exenta de sufrimiento).
 Ahora, más allá del tiempo, por encima del tiempo vivo la gloria a la diestra de Nuestro Padre; así también vosotros, si amareis, si supiereis comprender, si diereis de vosotros mismos en Mi nombre, tendréis la vida en la gloria...

¡Vosotros, criaturas que estáis pasando por la tierra sedientos, hambrientos de fe, y todavía no habéis comprendido que solamente la fe es fortaleza, serenidad, paz!
No busquéis en las cosas del mundo. ¡Buscad en Mí, en las cosas del Cielo! Haceos pequeños, volveos en niños: Yo amo a los pequeños, a los niños de espíritu.
¡Y entonces podréis venir hacia Mí con confianza! ¡Pedid, os será dado! Y entonces Yo os daré la fe viva, la fe verdadera.
¡Solamente entonces quien todavía no Me conoce, Me conocerá, porque Yo Me hago evidente a quien Me busca! ¡Quien Me busca Me encuentra! ¡Si verdaderamente Me busca con humildad, con amor, con ansia de fe!

¡La vida terrena no tendría una finalidad si no continuara más allá! ¡La vida está más allá! ¡En Mi Reino, que será el vuestro si Me siguiereis, si contemplareis Mi rostro, si supiereis caminar Conmigo en el sol de la esperanza, sintiéndome en vosotros mismos! ¡Hombres, nunca estáis solos! En cada cavilación vuestra sois escuchados, en cada una de vuestras acciones sois observados!
¡Soy Yo, en la Trinidad, Yo, Jesús, quien os miro el alma!
¡Meditad estas palabras Mías! Son un acto de amor y de misericordia hacía vosotros, porque os amo y Me preocupo por cada uno de vosotros, pequeñas hojas Mías llevadas por Mi viento.
¡Mi viento! ¡Es el amor Mío hacia vosotros!
Venid entonces en Mi viento, estad Conmigo, Yo estoy con vosotros para iluminar vuestro camino.

sábado, 8 de diciembre de 2012

Virgen India...


Hermosa canción interpretada por Soledad Pastorutti. Que la disfruten!!!


JESÚS TE ESPERA!!!!!

jueves, 6 de diciembre de 2012

Claudio Maria Dominguez... Un lobo disfrazado de cordero...

Mis queridos amigos que visitan a diario el blog, esta publicación tiene por objeto persuadir a todos los Cristianos sobre todos estos fieles exponentes de la New Age, que no hacen mas que tratar de acabar con la fe Cristiana y de confundir a muchos creyentes.

Los invito a leer el siguiente artículo y que cada uno saque sus conclusiones. Este texto se publico el 6 de diciembre de 2012 en unos de los portales con mas visitas en toda la Argentina.

¿A QUE LE LLAMAMOS DIOS?

Gracias amigos del alma, por acercarse cada vez más buscando una misma sintonía en la cual expresarse, y tener informaciones concretas sobre cambios diarios, espiritualidad práctica, para escapar de las prisiones de la mente moldeada por la ignorancia que uno arrastra desde los primeros años. Es hora de darnos cuenta de que la realidad que somos, excede por millones, la mera experiencia mundana que hemos conocido hasta ahora. Hasta ahora, esa es la expresión más clara, desde este instante, estamos saliendo de la ignorancia y comprendiendo que todo aquello que creíamos que éramos, es lo que no somos, y todo lo que no nos hemos atrevido a vivir, y disfrutar, es lo que siempre hemos sido, lo que somos, lo que no podemos dejar de ser.
Es tan maravillosa nuestra verdad plena, ese ser de luz, o Yo superior , como les guste llamarlo, o como intuyan en su corazón, que es la fuente de todo poder, la visión del alma, la comprensión de una conciencia amplísima, ilimitada, que está en todo y en todos, pero que sólo unos pocos se atreven a reconocer, e inclinar su mente ante ella y permitir que obre maravillas. La sensación de la unidad, de que somos mucho más que este cuerpo, somos cuánto cuerpo hay en la creación, o como dicen los seres sublimes, sólo se trata de nosotros expresándonos en otras partes de nosotros mismos, para percibir la diversidad de la que aparentemente somos capaces, y llevar esa percepción a la unidad que subyace en todo, que permea todo, que atraviesa, que compone todo, la sinfonía más bella, la danza de la vida, que abarca en su obra prodigiosa todo lo que existe, y ahí estamos, en cada átomo, en cada molécula, en cada estrella, en el espacio que parece vacío pero en realidad esta lleno, ¿de qué? de la misma energía divina, de la que todo surge y a la que todo vuelve.
A eso le llamamos Dios, no un Dios berretongo, con nombres y formas determinados por nuestro miedo, nuestra desesperación, nuestra ceguera, nuestra soberbia, nuestros deseos inconclusos, nuestra frustración, nuestra violencia, nuestra baja estima, nuestras dudas e incredulidades, un Dios hecho a imagen y semejanza de nuestra mente humana endeble, llena de pasado y futuro, de imposiciones y mandatos, de cielos e infiernos. Eso no es Dios, y si eso fuera Dios, es lógico que las mentes de los hombres sigan generando caos, ¿qué Dios normal permitiría lo que uno sabe que sucede en la superficie? Eso no es Dios, Eso son los hombres, que engañados por su necesidad de sobrevivir sobre el espacio del otro, ven fuera de ellos a un adversario, una amenaza o un provecho, y como cada uno mas allá de su nivel de evolución es Dios en su vida, significa que es el creador de sus acciones y reacciones, de sus causas y efectos, de todo lo que genera, y vuelve multiplicado según su actitud, están convirtiendo al planeta en un infierno, en lugar del paraíso que deberíamos crear a diario. No hay que esperar a abandonar el cuerpo para irse al infierno.
No hay diablos con tridentes clavándonos en el fuego eterno. La ignorancia de nuestra potencia infinita es el infierno. Esta desazón y angustia brutales por no llegar a lo esencial es el infierno, esta falta de piedad y de compasión por uno mismo, reflejadas en el trato que le damos a los otros, es el infierno. La visión de la oscuridad en lugar de la luz resplandeciente que es nuestro derecho natural, es el infierno. NO es el infierno de las profecías, el del Papa, el de los fundamentalistas. El verdadero infierno, es vivir en determinadas condiciones cuando el corazón se ha secado y no podemos expresar amor. Cuántas veces habría que decir amor, sentirlo, exclamarlo, hacer que brote de cada poro, en cada aliento, a cada paso. Sólo el amor le da sentido a todo. Sin amor, el planeta es lo que es, una mera negociación entre mentes absurdas, que creen que existen, cuando son sólo meros reflejos de ese infierno tan temido.
La frase más poética y repetida hasta el hartazgo, aunque casi nunca puesta en práctica: Dios es Amor. El Amor es Dios.

LOS QUE HACEMOS ESTE BLOG, ORAMOS POR EL AUTOR DE ESTE TEXTO, DESEANDO DE TODO CORAZON QUE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO DERRAME SOBRE EL SU SANTA MISERICORDIA.

JESUS LO ESPERA HASTA EL ULTIMO DIA DE SU VIDA...
DIOS QUIERA QUE PUEDA ARREPENTIRSE DEL DAÑO QUE SE ESTA HACIENDO A EL MISMO Y A SUS FIELES SEGUIDORES...

miércoles, 5 de diciembre de 2012

"¡Quien esté sin pecado, que tire la primera piedra!"

¡Mis criaturas!
"¡Quien esté sin pecado, que tire la primera piedra!"
Y entonces, no juzguéis, sino tratad de comprender y compadecer. Yo he venido a perdonar, sin embargo perdono a aquellos que se arrepienten de verdad, ¡comprendo sus pecados y sus defectos cuando veo las circunstancias de sus vidas! Y a vosotros, ahora en verdad os repito: aprended a no juzgar porque éste es un acto difícil para el hombre, y por eso lo lleva a encumbrarse en el espíritu.
 He venido a traer la ley del amor, a enseñar a la humanidad el amor, y para todos los tiempos las mismas palabras: ¡amaos los unos a los otros como Yo os amo!

lunes, 3 de diciembre de 2012

El Purgatorio...

Palabras de Jesús a María Valtorta sobre el Purgatorio:
17 de octubre de 1943 
Dice Jesús:
“Quiero explicarte lo que es y en qué consiste el Purgatorio. Y te lo explico Yo de manera que chocará a muchos que se creen depositarios del conocimiento del más allá y no lo son.
Las almas sumergidas en aquellas llamas sólo sufren por el amor.
Ellas no son indignas de poseer la Luz, pero tampoco son dignas de entrar inmediatamente en el Reino de la Luz; son investidas por la Luz, al presentarse ante Dios. Es una breve, anticipada beatitud, que les asegura su salvación y les hace conocedoras de lo que será su eternidad y expertas de cuanto cometieron contra su alma, defraudándola de años de bienaventurada posesión de Dios. Después, sumergidas en el lugar de purgación, son investidas por las llamas expiadoras.
En esto aciertan quienes hablan del purgatorio. Pero donde se equivocan es al querer aplicar distintos nombres a esas llamas.
Éstas son incendio de amor. Purifican encendiendo de amor las almas. Dan el Amor porque, cuando el alma ha alcanzado ese amor que no alcanzó en la tierra, es liberada y se une al Amor en el Cielo.
Te parece una doctrina distinta de la conocida, ¿verdad? Pero piensa.
¿Qué es lo que Dios Uno y Trino quiere para las almas que ha creado? El Bien.
Quien quiere el Bien para una criatura, ¿qué sentimientos tiene hacia la criatura? Sentimientos de amor.
¿Cuál es el mandamiento primero y segundo, los dos más importantes, de los que he dicho que no los hay mayores y en ellos está la llave para alcanzar la vida eterna? Es el mandamiento del amor. “Ama a Dios con todas tus fuerzas, ama al prójimo como a ti mismo”.
¿Qué os he dicho infinidad de veces por mi boca, la de los profetas y los santos? Que la mayor absolución es la Caridad. La Caridad consuma las culpas y las debilidades del hombre, porque quien ama vive en Dios y viviendo en Dios peca poco, y si peca se arrepiente inmediatamente, y el perdón del Altísimo es para quien se arrepiente.
¿A qué faltaron las almas? Al Amor. Si hubieran amado mucho, habrían cometido pocos y leves pecados, unidos a vuestra debilidad e imperfección pero nunca habrían alcanzado la persistencia consciente en la culpa, ni siquiera venial. Habrían visto la forma de no afligir a su Amor y el Amor viendo su buena voluntad, les habría absuelto incluso de los pecados veniales cometidos.
¿Cómo se repara, también en la tierra una culpa? Expiándola y, cuando es posible, a través del medio con el que se ha cometido. Quien ha dañado, restituyendo cuanto quitó con prepotencia. Quien ha calumniado, retractándose de la calumnia, y así todo.
Ahora, si esto lo requiere la pobre justicia humana, ¿no lo querrá la Justicia santa de Dios? ¿Y qué medio utilizará Dios para obtener reparación? A Sí mismo, o sea al Amor, exigiendo amor.
Este Dios al que habéis ofendido, y que os ama paternalmente, y que quiere unirse con sus criaturas, os lleva a alcanzar esta unión a través de Sí mismo.
Todo gira en torno al Amor, María, excepto para los verdaderos “muertos”; los condenados. Para estos “muertos” también ha muerto el Amor. Pero para los tres reinos –el que tiene el peso de la gravedad: la Tierra; aquél en el que está abolido el peso de la materia pero no el del alma cargada por el pecado: el Purgatorio; y, en fin, aquél cuyos habitantes comparten con el Padre su naturaleza espiritual que les libera de todo peso- el motor es el Amor. Amando sobre la Tierra es como trabajáis para el Cielo. Amando en el Purgatorio es como conquistáis el Cielo que en la vida no habéis sabido merecer. Amando en el Paraíso es como gozáis el Cielo.
Lo único que hace un alma cuando está en el Purgatorio es amar, pensar, arrepentirse a la luz del Amor que esas llamas han encendido para ellas, que ya son Dios, pero que, para su castigo, le esconden a Dios.
Esto es el tormento. El alma recuerda la visión de Dios que tuvo en el juicio particular. Se lleva consigo ese recuerdo y, dado que el haber tan sólo entrevisto a Dios es un gozo que supera todo lo creado, el alma está ansiosa de volver a gustar ese gozo. Ese recuerdo de Dios y ese rayo de luz que le revistió cuando compareció ante Él, hacen que el alma “vea” la importancia que realmente tienen las faltas cometidas contra su Bien, y este “ver”, junto a la idea de que por esas faltas se ha impedido voluntariamente, durante años o siglos, la posesión del Cielo y la unión con Dios, constituye su pena purgante.
El tormento de los purgantes es el amor y la certeza de haber ofendido al Amor. Un alma, cuanto más ha faltado en la vida, tanto más está como cegada por cataratas espirituales que le hacen más difícil conocer y alcanzar ese perfecto arrepentimiento de amor que es el primer coeficiente para su purgación y entrada en el Reino de Dios. Cuanto más un alma lo ha oprimido con la culpa, tanto más pesado y tardío se hace vivir el amor. A medida que se limpia por poder del Amor, se acelera su resurrección al amor y, de consecuencia, su conquista del Amor que se completa en el momento en que, terminada la expiación y alcanzada la perfección del amor, es admitida en la Ciudad de Dios.
Hay que orar mucho para que estas almas, que sufren para alcanzar la Alegría, sean rápidas en alcanzar el amor perfecto que les absuelve y les une conmigo. Vuestras oraciones, vuestros sufragios, son nuevos aumentos de fuego de amor. Aumentan el ardor. Pero -¡oh! ¡bienaventurado tormento!- también aumentan la capacidad de amar. Aceleran el proceso de purgación. Alzan las almas sumergidas en ese fuego a grados cada vez más altos. Las llevan a los umbrales de la Luz. Abren las puertas de la Luz, en fin, e introducen el alma en el Cielo.
A cada una de estas operaciones, provocadas por vuestra caridad hacia quien os precedió en la segunda vida, corresponde la sorpresa de caridad hacia vosotros. Caridad de Dios que os agradece el que proveáis por sus hijos penantes, caridad de los penantes que os agradecen el que os afanéis por introducirles en el gozo de Dios.
Vuestros seres queridos nunca os amaron tanto como después de la muerte de la tierra, porque su amor ya está impregnado de la Luz de Dios y a esta Luz comprenden cómo les amáis y cómo deberían haberos amado.
Ya no pueden deciros palabras que invoquen perdón y den amor. Pero me las dicen a Mí para vosotros, Yo os traigo estas palabras de vuestros Difuntos que ahora os saben ver y amar como se debe. Os las traigo junto con su petición de amor y su bendición, que ya es válida desde el Purgatorio porque ya está animada por la inflamada Caridad que les quema y purifica. Perfectamente válida, además, desde el momento en que, liberados, salgan a vuestro encuentro a los umbrales de la Vida o se reúnan con vosotros en ella, si les hubierais precedido en el Reino del Amor.
Fíate de Mí, María. Yo trabajo por ti y por tus seres queridos. Conforta tu espíritu. Vengo para darte la alegría. Confía en Mí”.