lunes, 26 de agosto de 2013

Frases de Santos para meditar, practicar y disfrutar

"La medida del amor es amar sin medida...". San Agustín.

"Dios no manda cosas imposibles, sino que, al mandar, te enseña a que hagas cuanto puedes, y a que pidas lo que no puedes". San Agustín.

"Si no quieres sufrir no ames, ¿pero si no amas para que quieres vivir?". San Agustín.

"...Procuremos siempre mirar las virtudes y cosas buenas que vieremos en los otros y tapar sus defectos con nuestros grandes pecados... tener a todos por mejores que nosotros...". Santa Teresa de Jesús.

"La santidad no consiste en tal o cual práctica, sino en una disposición del corazón (del alma) que nos hace humildes y pequeños en los brazos de Dios, conscientes de nuestra nonada y confiados hasta la audacia en la bondad del Padre". Santa Teresa de Lisieux.

"No entones las alabanzas divinas sólo con la voz, acompaña también la voz con las obras. Si cantas sólo con la voz, por fuerza tendrás al fin que callar; canta con la vida para no callar jamás". San Agustín.

"Para mí la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada al cielo, un grito de agradecimiento y de amor en las penas como en las alegrías". Santa Teresa de Liseaux.
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"En la medida en que se ama algo temporal, se pierde el fruto de la caridad". Santa Clara.

"Los golpes imprevistos no permiten muchas veces que uno aproveche de ellos, a causa del abatimiento y turbación que levantan en el alma; mas tened un poquito de paciencia, y veréis como Dios os dispone a recibir gracias muy grandes precisamente por aquel medio. Sin tales percances tal vez no habrías sido del todo malos, pero tampoco del todo buenos". San Claudio de la Colombiere.

"Recuerda
que la perfección consiste en conformar la vida y las acciones totalmente a las virtudes sagradas del Corazón de Jesús, especialmente su paciencia, su mansedumbre, su humildad y su caridad. Como resultado, nuestra vida interior y exterior llega a ser una imagen viva de Él". Santa Margarita.

"Un cristiano fiel, iluminado por los rayos de la gracia al igual que un cristal, deberá iluminar a los demás con sus palabras y acciones, con la luz del buen ejemplo". San Antonio de Padua.

"Es el amor lo que da precio a todas nuestras obras; no es por la grandeza y multiplicidad de nuestras obras por lo que agradamos a Dios, sino por el amor con que las hacemos". San Franciso de Sales.

"Tened por cierto el tiempo que empleéis con devoción delante de este divinísimo Sacramento, será el tiempo que más bien os reportará en esta vida y más os consolará en vuestra muerte y en la eternidad. Y sabed que acaso ganaréis más en un cuarto de hora de adoración en la presencia de Jesús Sacramentado que en todos los demás ejercicios espirituales del día". San Alfonso María de Ligorio.

"Has de saber, hija mía, que mis caudales y tesoros están cercados de espinas, basta determinarse a soportar las primeras punzadas, para que todo se trueque en dulzuras". Santa Brígida.

"Abraza al Dios Amor y abraza al Dios del amor". San Agustín.

"Cuando se ama no se sufre y si se sufre hasta se ama el mismo sufrimiento". San Agustín.

"No morirá de mala muerte el que oye devotamente y con perseverancia la Santa Misa". San Agustín.

"¡Oh démonos a Él! ¿Qué son cincuenta años y aún cien de vida, comparados con la eternidad? Sacrificio aquí en el destierro, gloria sin fin en la patria. Y ¿qué es el sacrificio, qué es la cruz sino cielo cuando en ella está Jesucristo?". Santa Teresa de los Andes.

"Tened gran cuidado en predicar la verdad de tal modo que, si acaso hay entre los oyentes un hereje, le sirva de ejemplo de caridad y moderación cristianas. No uséis de palabras duras ni mostréis desprecio por sus errores". San Ignacio de Loyola.

"La Eucaristía y la Virgen son las dos columnas que han de sostener nuestras vidas". San Juan Bosco.

"Procurad siempre vivir en la amistad de Dios". San Juan Bosco.

"Cuando no tenéis el amor de Dios en vosotros, sois muy pobres. Sois como un árbol sin flores y sin frutos". Santo Cura de Ars.

Fuente: Catolicidad.com


jueves, 22 de agosto de 2013

La chica del aeropuerto...

Una chica muy arrogante y estirada, estaba esperando su vuelo en una sala de espera de un gran aeropuerto.

Como debía esperar un largo rato, decidió comprar un libro y también un paquete con galletas.

Se sentó, para poder descansar y leer en paz.

En el Asiento de a lado se sentó una señora ya de edad poco avanzada, que abrió una revista y empezó a leer.

Entre ellas quedaron las galletas. Cuando la chica tomó la primera, la señora también tomó una.

La chica se sintió indignada, pero no dijo nada. Sólo pensó: "¡Qué descarada esta vieja; si yo fuera más valiente, le diría un par de cosas y le insultaría".

Cada vez que ella cogía una galleta, la señora también tomaba una. Aquello indignaba a la chica, tanto que no conseguía concentrarse ni reaccionar.

Cuando quedaba una sola galleta, pensó: "¿Qué hará ahora esta vieja aprovechada?".

Entonces, la señora partió la última galleta y con una media sonrisa en su rostro, sin decirle nada a la chica, dejó media galleta para ella.

¡Ah no! ¡Aquello le pareció demasiado!. La chica se enfureció y se molestó mucho. Muy indignada con tal situación, tomó la media galleta, no aguantó más y se la tiró a los pies de aquella señora. De inmediato le dijo: "Vieja descarada tráguesela, se ve que tiene hambre, eso es lo que es usted ¡UNA DESCARADA!".

La señora sólo agachó la cabeza y no respondió nada.

Se levantaron las dos y cada quien se dirigió a su propio sector de embarque, ya que tenían distintos vuelos y se dirigían a diferentes destinos.

La chica mientras caminaba a su sector de embarque, resoplaba de la enorme rabia que llevaba. Cerró su libro y sus cosas y se dirigió a abordar.

Cuando se sentó en el interior del avión, miró dentro del bolso y para su sorpresa allí estaba su paquete de galletas... ¡intacto y cerrado!.

¡Sintió tanta vergüenza que se le caía la cara! y le dio tanto sentimiento con aquella señora que hasta lloró. Sólo entonces se dio cuenta de lo equivocada que estaba. ¡Había olvidado que sus galletas estaban guardadas dentro de su bolso!.
Se había alterado mucho mientras que la buena señora generosamente había compartido todas sus galletitas con ella, y sin sentirse indignada, nerviosa, consternada o alterada.

Y ya no estaba a tiempo ni tenía posibilidades para dar explicaciones y ofrecer disculpas.

Entonces razonó: ¿Cuántas veces en nuestra vida sacamos conclusiones precipitadas cuando debiéramos observar mejor? ¿Cuántas cosas no son exactamente como pensamos acerca de las personas?.

Y recordó que existen cuatro cosas en la vida que no se recuperan:
  • Una piedra, después de haber sido lanzada;
  • Una palabra, después de haberla dicho;
  • Una oportunidad, después de haberla perdido;
  • El tiempo, después de haber pasado.



MORALEJA:

No actuemos apresuradamente. Muchas veces por no dominar nuestros impulsos, ofendemos sin darnos cuenta que las cosas  en realidad son de un modo diferente al que pensamos. Medita antes de actuar y ofender. Asegúrate bien antes de formar un juicio. No dañes injustamente ni quedes en ridículo. En ocasiones será irremediable, pues aunque te arrepientas quizá será demasiado tarde.

domingo, 4 de agosto de 2013

Nadie muere sino aquel que Me rechaza...


¡Aquellos que os parecen perdidos están Conmigo y junto a vosotros en vuestras horas de melancolía y de nostalgia! La comunión de los Santos es la unión de los espíritus felices, ¡que cercanos a vosotros os contemplan y velan por vosotros!
¡Criaturas mías! ¡Ellos os miran! Ellos os acompañan en vuestro tiempo, salidos del tiempo, ya libres ellos: ¡los vivos en el espíritu! A veces, cuando pensáis en ellos con el corazón dolorido, ellos silenciosamente escuchan vuestro dolor, ¡y quisieran cambiarlo para vosotros en alegría!
¡Y vosotros los llamáis muertos! Nadie muere sino aquel que Me rechaza, aquél que no sabe amar, aquél que odia... ¡Yo vuestro Rabí no deseo ahora hablaros de odio, de rechazo a Mí!
¡Me gusta hablaros de gloria! La gloria es la felicidad que estalla en el alma purificada, cuando el alma entra en mi luz, en Nuestra luz y comprende la verdadera alegría, la más pura, ¡y abraza el infinito! ¡Y en el infinito viven aquellos que vosotros lloráis, y no deberíais! Llora aquel que le falta fe, la fe y la esperanza que muestra a los ojos del espíritu un mundo maravilloso, un mundo que alcanzaréis, mi Reino prometido. ¡Mi Reino no es de este mundo!
¡Es el mundo del espíritu el Reino verdadero! Y la libertad del espíritu está en mi Reino, ¡vuestro Reino!
¡Para alcanzarlo y gozarlo es necesario vivir en la tierra como Yo os enseño! ¡Amar y dar! Prodigarse y ofrecer, aceptar el dolor y ensanchar el amor. Alcanzáis entonces a quien habéis temporalmente perdido, aparentemente perdido: la vida es la vida del alma y el alma vuestra, esencia y substancia, está hecha para vivir en Mí, de Mí, y para Mí, para tener mi luz o sea la eternidad feliz.
Y no miréis las cosas del mundo: ¡son medios!
Mirad las cosas del Cielo, ¡escuchad mis palabras! Venid a Mí cuando estéis cansados, venid a Mí cuando estáis serenos, venid a Mí en toda hora vuestra.
¡Yo estoy siempre para escucharos!

Jesús