martes, 31 de enero de 2012

"Amad a vuestros enemigos; haced bien a los que os aborrecen"


¡Mis criaturas!
En aquel tiempo, pronunciando esas palabras: "¡Amad a quien no os ama!", intenté dar a todos vosotros, de todos los tiempos, la clave del amor verdadero, sentido, vivido.
Y no es fácil amar, pero enaltece, ya que amando a quien no os ama Me demostraréis a Mí, Jesús, y a vosotros mismos, un esfuerzo y después una victoria.
Amad a vuestros enemigos: mirad en ellos y en vosotros, y compadeceréis sus actos porque a menudo pueden depender de los vuestros, voluntarios o involuntarios.
Así: estudiad cuanto podáis el alma de vuestros hermanos, y comprendiendo compadeceréis.
No os preocupéis del juicio de los hombres, que pueden tomaros por tontos si sufrís: ¡es Mi juicio el que importa!
Unido al Padre, Yo juzgo con amor y misericordia.
Y las cargas y el soportar son otras riquezas que Yo preparo en Mi Reino para vosotros.
Id ahora: ¡es otro amanecer para vosotros! ¡Id y amad a vuestros enemigos! ¡Serán amigos y hermanos, mejorados por vuestro amor en Mí!

Para llegar a este amor, Mis criaturas, debéis crecer en el espíritu y... solamente creceréis en el dolor aceptado, solamente con vuestra voluntad sabiendo que será la Mía, podréis amar verdaderamente a quien no os ama.
Al principio: sufriendo y perdonando; después comprendiendo el porqué de muchos defectos en algunas criaturas: Mías, como vosotros, y hermanos vuestros que no se sienten vuestros hermanos...
Mirad entonces las circunstancias de sus vidas, sus amarguras, su falta de fe, a veces no por culpa de ellos... y pensad que aquellos que no aman sino que llegan a engañar, a traicionar, a matar, aquellos que odian, aquellos que no conocen el bien, ¡son siempre dignos de compasión por lo que les espera más allá del tiempo, si es que no cambian!

¿Y vosotros? Estáis para hacerlos cambiar, como instrumentos Míos, si Me seguís. Sois Mi semilla que, en medio de la cizaña, sirve de ejemplo de buena espiga al sol: estáis para mejorarlos amándolos y sufriendo, presentando la mejilla que ellos todavía no han golpeado...

No os tomarán por tontos sino enseguida, luego, os sabrán verdaderos cristianos y respetándoos, comprenderán que el amor es del verdadero cristiano y, así el perdón,...
¡Entonces serán mejores, quizás se salvarán, y vosotros habréis sido para ellos como Mi mano tendida en el perdón y como Mi voz, porque los habréis consolado!
Entonces os llamaré: ¡Bienaventurados! Felices porque habréis amado por amor, sufrido por amor, felices porque habréis comprendido el amor y lo habréis vivido como verdaderos cristianos, en Mi nombre.
Y entonces, os llamare: ¡Bienaventurados! Dichosos porque habréis amado por amor, felices porque habréis sufrido por amor, bienaventurados porque habréis comprendido el amor y lo habréis vivido como verdaderos cristianos en Mi nombre.
Os pido entonces más comprensión hacia estos hermanos: los volveréis mejores.
Os pido más tolerancia: aprenderán a ser mejores.

¡Os pido elevación espiritual para saber amar a quien no os ama, para sufrir pensando en Mí, para dar sin pretender recibir: amar verdaderamente con pureza!
Os pido todo esto, Mis criaturas, y conociéndoos sé que lo obtendré de vosotros: entonces, una vez más en verdad os digo: ¡Bienaventurados!

¡Acumulad verdaderas riquezas en el Cielo! Todo esto, como lo dije a los primeros ahora la repito a vosotros.
Es amor, el verdadero y purísimo amor, exento de todo interés, lo que deseo de vosotros para los demás: el prójimo, los hermanos.
¡Y del prójimo lo deseo para vosotros! También los primeros eran como vosotros, indecisos, temerosos, imperfectos.
¡Me siguieron, y han aprendido el amor! Yo soy el amor y, quien Me sigue, conociéndome no podrá sino amarme y amar.
Mi voz embelesa a vuestra alma, el alma responde a Mi voz. Es el reclamo de Mi amor hacia toda la humanidad. Se hace oír en vosotros: ¡amad!
Amaos el uno al otro, amad la paciencia, la tolerancia, el perdón. Este amor es el camino que lleva a Mi Reino, a vuestro Reino.
Ensanchadlo: el mundo tiene hambre y sed de amor.

¡Sed agua, pan, sed manos tendidas, sed brazos abiertos! ¡No amáis jamás lo suficiente!
No obstante, siguiendo mis huellas, podréis hacer mucho por amor en Mí, Conmigo. ¡Vosotros Mis manos, vosotros Mis brazos!
Vosotros, si diereis por purísimo amor. 

lunes, 30 de enero de 2012

El lápiz


Érase una vez un niño que contemplaba a su abuelo escribir una carta. En un momento dado le preguntó:¿Abuelo, estás escribiendo una historia que nos pasó a los dos?.¿Es por casualidad una historia sobre mí?
El abuelo dejó de escribir, sonrió y le dijo:-Estoy escribiendo sobre ti, es cierto. Sin embargo, más importante que las palabras, es el lápiz que estoy usando. Me gustaría que tu fueras como él cuando crezcas.
El nieto miró el lápiz intrigado, y no vio nada de especial en él, y preguntó:-¿Qué tiene de particular ese lápiz?
El abuelo le respondió:-Todo depende del modo en que mires. Hay en él cinco cualidades que, si consigues mantenerlas, harán siempre de ti una persona en paz con el mundo.
Primera cualidad: Puedes hacer grandes cosas, pero no olvides nunca que existe una mano que guía tus pasos. Esta mano la llamamos energía divina, ella te conducirá en dirección a su voluntad.
Segunda: De vez en cuando necesitas dejar lo que estas escribiendo y usar el saca puntas. Eso hace que el lápiz sufra un poco, pero al final, estará más afilado. Por lo tanto, debes ser capaz de soportar algunos dolores, porque te harán mejor persona.
Tercera: El lápiz siempre permite que usemos una goma para borrar aquello que está mal. Entiende que corregir algo que hemos hecho no es necesariamente malo, sino algo importante para mantenernos en el camino de la justicia.
Cuarta: Lo que realmente importa en el lápiz no es la madera ni su forma exterior, sino el grafito que hay dentro. Por lo tanto, cuida siempre de lo que sucede en tu interior.
Quinta: Siempre deja una marca. De la misma manera, has de saber que todo lo que hagas en la vida, dejará trazos. Por eso intenta ser consiente de cada acción…

domingo, 29 de enero de 2012

Llamad y se os abrirá...


Cuando me pedís cosas para el bien de vuestro espíritu, para vuestro bien verdadero y permanente, Yo siempre os lo doy con plena alegría.
Yo en verdad os digo: llamad y se os abrirá. Es entonces cuando llamáis cuando os abro el corazón y hago Mío vuestro deseo.
¡Pedid claramente! Esto no significa hablar en voz alta, significa saber lo que se pide.
Saber distinguir si es para la existencia de Verdad o si lo que pedís no lleva sino a cosas materiales.
Vosotros debéis pedir con claridad lo que Yo podré daros eternamente.
Las cosas del mundo pasajero no siempre os las doy tal como las deseáis.
Siempre es para un gran bien que os doy y os quito lo que quiero, pero siempre, siempre, para daros el bien eterno.
Confiándoos a Mí antes que al querer vuestro, sabréis siempre qué cosas pedirme y qué es lo que quiero de vosotros.

JESÚS TE ESPERA!!!!!!

viernes, 27 de enero de 2012

Palabras de Jesús a María Valtorta sobre el Purgatorio...



“Quiero explicarte lo que es y en qué consiste el Purgatorio. Y te lo explico Yo de manera que chocará a muchos que se creen depositarios del conocimiento del más allá y no lo son.
Las almas sumergidas en aquellas llamas sólo sufren por el amor.
Ellas no son indignas de poseer la Luz, pero tampoco son dignas de entrar inmediatamente en el Reino de la Luz; son investidas por la Luz, al presentarse ante Dios. Es una breve, anticipada beatitud, que les asegura su salvación y les hace conocedoras de lo que será su eternidad y expertas de cuanto cometieron contra su alma, defraudándola de años de bienaventurada posesión de Dios. Después, sumergidas en el lugar de purgación, son investidas por las llamas expiadoras.
En esto aciertan quienes hablan del purgatorio. Pero donde se equivocan es al querer aplicar distintos nombres a esas llamas.
Éstas son incendio de amor. Purifican encendiendo de amor las almas. Dan el Amor porque, cuando el alma ha alcanzado ese amor que no alcanzó en la tierra, es liberada y se une al Amor en el Cielo.
Te parece una doctrina distinta de la conocida, ¿verdad? Pero piensa.
¿Qué es lo que Dios Uno y Trino quiere para las almas que ha creado? El Bien.
Quien quiere el Bien para una criatura, ¿qué sentimientos tiene hacia la criatura? Sentimientos de amor.
¿Cuál es el mandamiento primero y segundo, los dos más importantes, de los que he dicho que no los hay mayores y en ellos está la llave para alcanzar la vida eterna? Es el mandamiento del amor. “Ama a Dios con todas tus fuerzas, ama al prójimo como a ti mismo”.
¿Qué os he dicho infinidad de veces por mi boca, la de los profetas y los santos? Que la mayor absolución es la Caridad. La Caridad consuma las culpas y las debilidades del hombre, porque quien ama vive en Dios y viviendo en Dios peca poco, y si peca se arrepiente inmediatamente, y el perdón del Altísimo es para quien se arrepiente.
¿A qué faltaron las almas? Al Amor. Si hubieran amado mucho, habrían cometido pocos y leves pecados, unidos a vuestra debilidad e imperfección pero nunca habrían alcanzado la persistencia consciente en la culpa, ni siquiera venial. Habrían visto la forma de no afligir a su Amor y el Amor viendo su buena voluntad, les habría absuelto incluso de los pecados veniales cometidos.
¿Cómo se repara, también en la tierra una culpa? Expiándola y, cuando es posible, a través del medio con el que se ha cometido. Quien ha dañado, restituyendo cuanto quitó con prepotencia. Quien ha calumniado, retractándose de la calumnia, y así todo.
Ahora, si esto lo requiere la pobre justicia humana, ¿no lo querrá la Justicia santa de Dios? ¿Y qué medio utilizará Dios para obtener reparación? A Sí mismo, o sea al Amor, exigiendo amor.
Este Dios al que habéis ofendido, y que os ama paternalmente, y que quiere unirse con sus criaturas, os lleva a alcanzar esta unión a través de Sí mismo.
Todo gira en torno al Amor, María, excepto para los verdaderos “muertos”; los condenados. Para estos “muertos” también ha muerto el Amor. Pero para los tres reinos –el que tiene el peso de la gravedad: la Tierra; aquél en el que está abolido el peso de la materia pero no el del alma cargada por el pecado: el Purgatorio; y, en fin, aquél cuyos habitantes comparten con el Padre su naturaleza espiritual que les libera de todo peso- el motor es el Amor. Amando sobre la Tierra es como trabajáis para el Cielo. Amando en el Purgatorio es como conquistáis el Cielo que en la vida no habéis sabido merecer. Amando en el Paraíso es como gozáis el Cielo.
Lo único que hace un alma cuando está en el Purgatorio es amar, pensar, arrepentirse a la luz del Amor que esas llamas han encendido para ellas, que ya son Dios, pero que, para su castigo, le esconden a Dios.
Esto es el tormento. El alma recuerda la visión de Dios que tuvo en el juicio particular. Se lleva consigo ese recuerdo y, dado que el haber tan sólo entrevisto a Dios es un gozo que supera todo lo creado, el alma está ansiosa de volver a gustar ese gozo. Ese recuerdo de Dios y ese rayo de luz que le revistió cuando compareció ante Él, hacen que el alma “vea” la importancia que realmente tienen las faltas cometidas contra su Bien, y este “ver”, junto a la idea de que por esas faltas se ha impedido voluntariamente, durante años o siglos, la posesión del Cielo y la unión con Dios, constituye su pena purgante.
El tormento de los purgantes es el amor y la certeza de haber ofendido al Amor. Un alma, cuanto más ha faltado en la vida, tanto más está como cegada por cataratas espirituales que le hacen más difícil conocer y alcanzar ese perfecto arrepentimiento de amor que es el primer coeficiente para su purgación y entrada en el Reino de Dios. Cuanto más un alma lo ha oprimido con la culpa, tanto más pesado y tardío se hace vivir el amor. A medida que se limpia por poder del Amor, se acelera su resurrección al amor y, de consecuencia, su conquista del Amor que se completa en el momento en que, terminada la expiación y alcanzada la perfección del amor, es admitida en la Ciudad de Dios.
Hay que orar mucho para que estas almas, que sufren para alcanzar la Alegría, sean rápidas en alcanzar el amor perfecto que les absuelve y les une conmigo. Vuestras oraciones, vuestros sufragios, son nuevos aumentos de fuego de amor. Aumentan el ardor. Pero -¡oh! ¡bienaventurado tormento!- también aumentan la capacidad de amar. Aceleran el proceso de purgación. Alzan las almas sumergidas en ese fuego a grados cada vez más altos. Las llevan a los umbrales de la Luz. Abren las puertas de la Luz, en fin, e introducen el alma en el Cielo.
A cada una de estas operaciones, provocadas por vuestra caridad hacia quien os precedió en la segunda vida, corresponde la sorpresa de caridad hacia vosotros. Caridad de Dios que os agradece el que proveáis por sus hijos penantes, caridad de los penantes que os agradecen el que os afanéis por introducirles en el gozo de Dios.
Vuestros seres queridos nunca os amaron tanto como después de la muerte de la tierra, porque su amor ya está impregnado de la Luz de Dios y a esta Luz comprenden cómo les amáis y cómo deberían haberos amado.
Ya no pueden deciros palabras que invoquen perdón y den amor. Pero me las dicen a Mí para vosotros, Yo os traigo estas palabras de vuestros Difuntos que ahora os saben ver y amar como se debe. Os las traigo junto con su petición de amor y su bendición, que ya es válida desde el Purgatorio porque ya está animada por la inflamada Caridad que les quema y purifica. Perfectamente válida, además, desde el momento en que, liberados, salgan a vuestro encuentro a los umbrales de la Vida o se reúnan con vosotros en ella, si les hubierais precedido en el Reino del Amor.
Fíate de Mí, María. Yo trabajo por ti y por tus seres queridos. Conforta tu espíritu. Vengo para darte la alegría. Confía en Mí”.

jueves, 26 de enero de 2012

Oración por los difuntos

“Ustedes no deben estar tan ansiosos acerca del destino de los difuntos. Si quieren orar por ellos, sólo digan: ¡Jesús mío, yo no me inquieto por esta alma, confío en tu misericordia y bondad. Hágase tu voluntad; Tú sabes cómo quería esa alma!

JESÚS

sábado, 21 de enero de 2012

“Hoy estarás conmigo en el Paraíso...”


Aquel ladrón fue crucificado a mi lado… “Hoy estarás conmigo en el Paraíso.”

Las circunstancias de la vida, las enseñanzas, los ejemplos… Y la misericordia divina que todo y a todos comprende… La piedad es un sentimiento que todos deberían probar. Es una de tantas formas de caridad que me gusta encontrar en vosotros. Miradme. Mi vista se detiene piadosa sobre vosotros, sobre vuestras almas, sobre vuestras debilidades… No quisiera que se perdiera ni una sola gota de sangre derramada por mí a favor de la humanidad. 

Piedad, comprensión y amor siempre. No habéis sido creados para el castigo, sino para el premio. La justicia es grande, y cada uno gozará de la felicidad según sus méritos, y la pena según sus pecados. Pero existe el amor del Padre, existe mi amor, existe la luz de nuestro Espíritu… Habéis sido creados para vivir, no para morir. “Hoy estarás conmigo en el Paraíso….” Me basta un gesto de caridad, un gesto de bondad, un pequeño gesto de amor para presentarlo al Padre de vuestra parte.

“Padre, perdónales por el mal que han cometido, que en ellos ha encontrado también el bien.”
Sin embargo, hay pecados imperdonables, pecados contra el Espíritu, pecados contra el amor… ¿Hasta qué punto llega la misericordia? Hasta que encuentra un poco de amor, un granito de amor como el de la mostaza. Hasta que no me traicionen ni me vendan ni me rechacen… No por mí, sino por vosotros que sois Yo; por los ejemplos que arrastran, por los engaños que fascinan, “Padre, perdónales.”

Muchos no saben el mal que hacen, otros lo conocen y lo saben. ¿Cómo pueden entrar? ¿Entrar por la puerta estrecha allá donde se abre un mundo de luz y de belleza, donde encontraréis todo a vuestra medida, vuestros deseos satisfechos, vuestros sueños realizados?

“Hoy estarás conmigo en el Paraíso.” En aquel hombre encontré el bien y el arrepentimiento. El arrepentimiento es la salvación. Mando a los ángeles para sugerir el arrepentimiento, mando a los luminosos e invisibles mensajeros para decir a las almas que se arrepientan… ¡El arrepentimiento es la salvación!

Es el arrepentimiento sincero. “Hoy estarás conmigo en el Paraíso.”

jueves, 19 de enero de 2012

Un día: uno de mis días, dejé a mi Madre para ir a predicar al mundo...


¡Mis criaturas!
¡Cada uno de vosotros lleva un peso, una responsabilidad, un dolor!

¡Mis dones son para elevar vuestro espíritu! ¡Para enriquecerlo!
No obstante, vosotros buscáis la paz, buscáis la felicidad... Mis suspiros: las encontraréis en el Reino Mío y vuestro... Estáis pasando por la tierra, estáis viniendo hacia Mí. No miréis el suelo, mirad al Cielo: allá está vuestra meta, allá está vuestra esperanza. En aquel tiempo, cuando vine a la tierra, hecho hombre, verdadero DIOS, a traer el amor y así la Redención: un día: uno de Mis días, dejé a Mi Madre para ir a predicar al mundo: Cierto, al mundo: entonces también os he hablado a vosotros, a los de entonces, y a aquellos que vendrán después de vosotros.

Cuando dejé a Mi Madre. Mi Madre lloró y Mi corazón de hombre se estremeció: le daba el primer dolor, al cual seguiría después el gran dolor de la Cruz. ¡Mi Madre lo sabía! ¡Por eso Mi Madre comprende el dolor de todas las madres, como Yo, Jesús, lo comprendo! ¡El dolor más grande: el dolor que enaltece y santifica si aceptándolo se pronuncia el "Fiat"!
¡Mis criaturas, después del dolor más grande: la mayor alegría!
Cuando Mi Madre me volvió a abrazar, cuando fui a su encuentro en Su despertar, mientras subía intacta a los Cielos, Ella sintió en el alma el gozo más grande: ¡Esa que os espera a vosotras: madres doloridas!
Y vosotros que sufrís grandes dolores materiales, vosotros que sois pobres de cosas materiales, vosotros que estáis fatigados, vosotros que no sois comprendidos... ¡Yo, Jesús, fui todo eso! ¡Y después he tenido la gloria y Mi puesto a la diestra de Nuestro Padre! También para vosotros será la gloria si hubiereis pronunciado con el alma y el corazón aquel "¡Fiat!" "Fiat voluntas tua!..."
Y en Mi nombre obrad siempre y obrad en Mi voluntad: ¡tendréis la plenitud de la alegría en vuestro futuro de luz! Por esto, una vez más os digo en verdad: ¡Felices! Felices porque lloráis, felices porque sufrís, felices porque padecéis, felices porque os falta lo que haría más fácil la vida, felices si padecéis en la carne y felices si padecéis en el alma. ¡Felices si, a pesar de todo esto, sabéis sonreír a los demás! ¡Felices si no miráis al suelo sino al cielo!
¡Felices si Me lleváis en el corazón en todo momento de vuestra jornada! ¡Felices, felices si Me sabéis sentir siempre en el corazón!
¡Felices si no conocéis la envidia, la codicia y la maldad.
Felices si sabéis vivir el amor. Felices si creéis en Mí sin reserva alguna.
¡Y todavía os digo felices si creyereis en estas Mis Palabras, capaces de traeros amor y enseñanza a través de una criatura como vosotros!
Soy vuestro Rabí, ¿no reconocéis acaso Mi lenguaje?

domingo, 15 de enero de 2012

Yo sé quién deberá escucharme por medio vuestro...


Criaturas Mías
Yo, Jesús, como todas las veces que os traigo la Palabra, la traigo para vosotros y para todos los que la puedan escuchar después.
¡Yo sé quién deberá escucharme por medio vuestro!

Sé todo de ellos y de vosotros, y para cada uno tengo dispuestos Mis brazos.
Mis brazos tendidos hacia todos vosotros, que pasáis por la tierra en estos tiempos fáciles para las cosas materiales y difíciles por todo lo que no atañe a los espíritus.
¡Y por eso, os hablo a todos los que Me reconocéis, no solamente por estas palabras Mías sino también por la paz que penetra en vosotros al escucharlas!

¡Y a todos vosotros os pido!
Pido amor para los demás, pido abandono y confianza en Mí, pido valentía en dar testimonio de Mí.

Y cada uno de vosotros que escucha estas palabras Mías que penetran un alma que logra hacerlas suyas en el breve tiempo de pasarlas al papel, sepa que le hablo a él, particularmente a él.

A todos los que Me escuchan, que viven ya de Mí con el sacrificio y la obra.

¡Mis consagrados, queridos a Mi corazón, estoy con vosotros, Mis criaturas del mundo que Me amáis, estoy con vosotros!

¡Y vosotros que Me sabéis amar, buscad en vosotros mismos el amor por Mí! ¡Yo estoy con vosotros!

En cada uno de vosotros veo su espíritu, de cada uno de vosotros conozco el rostro.
Jamás estáis solos, Yo os observo vivir y actuar.
Los tiempos transcurren, se preparan los acontecimientos y, desde lo alto, Nosotros preparamos los espíritus de los seres terrenales para vivir aquellos tiempos que vendrán, con las palabras que llegan a través de los que han tenido el don de oírlas.
¡Estas Palabras de Luz deben ir adelante!
Y cada uno de vosotros que sabe que son Palabras de Verdad, hágalas seguir adelante.

¡Nada es porque es sino porque debe ser, como ocurre en estos tiempos de la tierra en que muchos espíritus se abren para recibir voces y voces!

¡Y esto también significará para vosotros dar, también será amor por Mí!

¡Llevad adelante la Palabra!

Una canción para el alma...


Jesús te espera...

miércoles, 11 de enero de 2012

OS HE DADO CORAZÓN Y SENTIMIENTOS...

 ¡Casi nadie vive el amor que yo enseño desde siglos!
Y casi nadie lo enseña. Si el amor fuese verdaderamente vivido, el mundo no sería como se presenta... Sería un mundo de paz y, no obstante los sufrimientos inevitables, habría también mucha consolación recíproca. ¡No vivís sólo para vosotros o para vuestros seres queridos! Alargad, pues, el amor al prójimo: cosas pequeñas, cosas sencillas: sonrisas, paciencia, caridad... Cosas grandes: sacrificios, renuncias, horas dedicadas a quien sufre, palabras de ánimo, a pesar de vuestro dolor que os hace comprender el dolor de los demás; manos siempre tendidas. Si fuese así, la vida terrena sería en verdad mucho más fácil. Se acercan los días de mi venida, como cuando determiné vivir con vosotros y morir por vosotros.
Se acerca el tiempo de mi retorno, ¿encontraré la fe?, ¿encontraré el amor en la tierra? Vosotros a quienes directamente os lo pido: ¡escuchadme y amad!
¡Os he dado corazón y sentimientos, usadlos! ¡Valeos de ellos para ser caritativos en el sentido lato! Dad amor, comprensión, paciencia, tolerancia y dad la misma esperanza que yo os he dado. Dad testimonio de la verdad: es la caridad para con las almas... Vine a la tierra en una fría noche.
¿Una fábula? ¿Una leyenda? No, una realidad. Después de siglos, muchos aún no me conocen ¡Dadme a conocer! También esto es amor al prójimo.
Mi Madre me ha dicho que, alargando el amor, surgirá una nueva aurora... . Y en esa aurora yo empezaré a llevar la luz.
Ahora que el mundo está en tinieblas, sois vosotros los llamados a resurgir esta aurora, viviendo el amor.

Jesús Te espera

domingo, 8 de enero de 2012

Nadie muere sino aquel que Me rechaza...


¡Aquellos que os parecen perdidos están Conmigo y junto a vosotros en vuestras horas de melancolía y de nostalgia! La comunión de los Santos es la unión de los espíritus felices, ¡que cercanos a vosotros os contemplan y velan por vosotros!
¡Criaturas mías! ¡Ellos os miran! Ellos os acompañan en vuestro tiempo, salidos del tiempo, ya libres ellos: ¡los vivos en el espíritu! A veces, cuando pensáis en ellos con el corazón dolorido, ellos silenciosamente escuchan vuestro dolor, ¡y quisieran cambiarlo para vosotros en alegría!
¡Y vosotros los llamáis muertos! Nadie muere sino aquel que Me rechaza, aquél que no sabe amar, aquél que odia... ¡Yo vuestro Rabí no deseo ahora hablaros de odio, de rechazo a Mí!
¡Me gusta hablaros de gloria! La gloria es la felicidad que estalla en el alma purificada, cuando el alma entra en mi luz, en Nuestra luz y comprende la verdadera alegría, la más pura, ¡y abraza el infinito! ¡Y en el infinito viven aquellos que vosotros lloráis, y no deberíais! Llora aquel que le falta fe, la fe y la esperanza que muestra a los ojos del espíritu un mundo maravilloso, un mundo que alcanzaréis, mi Reino prometido. ¡Mi Reino no es de este mundo!
¡Es el mundo del espíritu el Reino verdadero! Y la libertad del espíritu está en mi Reino, ¡vuestro Reino!
¡Para alcanzarlo y gozarlo es necesario vivir en la tierra como Yo os enseño! ¡Amar y dar! Prodigarse y ofrecer, aceptar el dolor y ensanchar el amor. Alcanzáis entonces a quien habéis temporalmente perdido, aparentemente perdido: la vida es la vida del alma y el alma vuestra, esencia y substancia, está hecha para vivir en Mí, de Mí, y para Mí, para tener mi luz o sea la eternidad feliz.
Y no miréis las cosas del mundo: ¡son medios!
Mirad las cosas del Cielo, ¡escuchad mis palabras! Venid a Mí cuando estéis cansados, venid a Mí cuando estáis serenos, venid a Mí en toda hora vuestra.
¡Yo estoy siempre para escucharos!


Jesús

martes, 3 de enero de 2012

La Misericordia es inmensa...


La tierra es el punto de partida para la eternidad. Desde el día en que nace en la tierra, el hombre marcha hacia el infinito.
Ya sea largo o breve el tránsito terreno del hombre, siempre es breve en comparación con la eternidad; por lo tanto, el hombre, en la tierra, es una sombra.

Las sombras de la tierra no pertenecen a la tierra, sino al sol que las produce.
Yo soy el sol. ¡A Mí, a Nosotros pertenece todo hombre!

Yo verdad os digo que estáis pasando por la tierra para arribar al infinito que os he regalado.
En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, esta es voz de verdad, orden y consejo.

Os explico el camino que debéis recorrer, os uno entre vosotros, os he elegido para llevar a través vuestro a Mí–Nosotros, para hacer de vosotros los caminos Míos.
Mis caminos que conducen otras criaturas Mías a Mí.
A todos querría Yo salvos, he llorado, he sufrido por aquellos que no se han salvado, que no se salvarán.
No es querido por Mí el castigo, sino por la conciencia de los hombres, habiendo recibido los hombres la conciencia. He aquí el misterio del hombre que se pierde. No Yo, Nosotros no lo hemos querido.
Nosotros queremos la salvación de todas las criaturas, porque toda criatura es hijo del Padre, hermano en Cristo y aliento del Espíritu de Amor.

Yo, Nosotros somos Amor. No somos castigo ni venganza, sin embargo, hemos dado al hombre la libertad, y por este don, puesto que lo que es donado es de quien lo ha recibido, el hombre hace suya su conciencia en el bien y en el mal.
He ahí por qué Nosotros Trinidad debemos dejar al hombre el don del premio y del castigo.
Sin embargo, la Misericordia es inmensa.
Yo, hijo de DIOS y hermano vuestro, he vivido como hombre para comprender al hombre y comprender el pecado del hombre y la misericordia para el hombre.
Todo esto que parece claro, esto es, Mis palabras, no lo está, ya que vivir en la tierra como Yo lo ordeno es muy, muy difícil para el hombre.
También por eso doy la Misericordia.
Comprendo al hombre que ama las cosas de la tierra, pero quiero que ame más Mi Cielo.
Mi cielo es vuestro futuro, la tierra es el camino para llegar hasta Mi Cielo.
Hasta vuestro futuro, que después será presente y pasado. El presente, el pasado y el futuro se fusionan en el no tiempo.
La belleza del infinito reside también en el no tiempo infinito.
Yo os enviaré criaturas que tendrán necesidad de vuestra Luz, vosotros esperad, los reconoceréis siempre, me reconoceréis a Mí en ellos y ellos Me reconocerán en vosotros.
En verdad os digo que Me escuchéis siempre a través del silencio.
Allí os hablo Yo con palabras al espíritu, las palabras de Verdad.
La Verdad es silencio.

Aquí estoy YO...


Jesús te espera...

lunes, 2 de enero de 2012

Nueva Era - Precaución


La Nueva Era es una religión diseñada a la medida del hombre moderno que se ha hecho el mismo su propio dios. Por esa razón invita a cada persona a escoger de cada religión según su gusto. Se han hecho mas sabios que Cristo. Ahora cada hombre es su propio camino, su verdad y su vida. El mismo se absuelve, el mismo se salva. El crecimiento espiritual se reduce a una técnica personal con pretensiones de endiosamiento:

"En el núcleo del pensamiento de la Nueva Era reside la idea de que los seres humanos poseen muchos niveles de conciencia dentro de los cuales podemos perfectamente trabajar, sin quedar reducidos exclusivamente al nivel más inferior de todos, como es la vida material con sus apegos, confrontaciones, egoísmos, sectarismos, odio y violencia, temores y ansiedades."

El hombre de la Nueva Era se "cristifica" a si mismo, no necesita de Cristo. Queda entonces claro que Cristo para ellos no es el Salvador del mundo, sino tan solo un ejemplo de lo que el hombre puede lograr por si mismo.

La Nueva Era cita a Jesús, pretende reconocerlo, pero manipula sus enseñanzas y lo contradice esencialmente. 

En la Nueva Era Jesús queda reducido a un maestro obsoleto de una vieja religión supuestamente superada.  ¡El hombre cree haber superado a Jesucristo! Ahora se cree capaz por si mismo de la "autorrealización espiritual" y de entrar en la "cultura holística" (nombre sofisticado para la mezcolanza de ideas de diferentes religiones que se propone).  Nada nuevo, en realidad. Es la antigua arrogancia de lucifer y del gnosticismo. 

 Padre Jordi Rivero